Por Antonio Esteban
Las mozas de la fotografía, algunas de las cuales aún siguen entre nosotros, aquel domingo - un domingo cualquiera, después de misa- decidieron que Cipriano, el retratista, casi el fotógrafo oficial de la villa, las inmortalizara diciendo aquellas palabras mágicas que los fotógrafos solían decir: " No os mováis...Atención al pajarito", pero el pajarito que era lo que ellas querían ver, no aparecía. Las mozas contenían la respiración, miraban fijamente a l objetivo y la foto quedaba hecha.
Dos o tres días después o algo más porque el carrete de la máquina solía tener treinta y seis fotografías se las entregaban, previo el pago.
Hoy todos tenemos cámara fotográfica porque todos tenemos móvil y el que no la tenga que levante una mano. Claro que las fotos no son lo que eran. Yo añoro las fotografías en blanco y negro que, con el tiempo degradan de color hasta convertirse en sepia que es una especie de marrón que las avienta.
Ahí tienen, de izquierda a derecha y de arriba a abajo a Tesa, más conocida como Tesa, la de "Romanones; Esperancita que casaría con Tin, el panadero; Marujina, la de don Camilo, casada con Ezequiel, el joyero, y Marisa Palacios que vive o vivía en Logroño dedicada a vender zapatos y era hermana de "Pichi" que a decir de muchas era el mozo más atractivo de la villa y sobrina de Hortensia, la "Calúa"
Y, abajo Nila, ya fallecida, junto a Nice, su hermana, y María Jesús, la Litana, que tampoco podía faltar en la foto.
Eran otros tiempos y había otras modas. Hoy solo quedan viejas fotos que nos las recuerdan.
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