AMBROSIO
Por Antonio Esteban
Aurelia, la mamá de Ambrosio, también quiso, como todas las
mamás, que su niño tuviese una foto en la Escuela de la Villa, con el globo
terráqueo y la Enciclopedia sobre la mesa.
Lo peinó con raya a un lado; lo vistió con el pantaloncito
con tirantes de los domingos y le dijo que mirase para la cámara del fotógrafo
cuando fuesen a sacarle la foto y Ambrosio, que siempre fue muy obediente, le
hizo caso y ahí lo tienen, guapo como sus hermanas Pilín y Choni y serio como
sus hermanos Lolo o Paco.
Pero Ambrosio no es solamente una fotografía con un niño
guapo. Ambrosio es una persona íntegra
que tiene una voz personalísima, a bordo de la cual hubiera llegado lejos. No
sé si a la Ópera de Milán o al Liceo de Barcelona.
Yo escribí para él unos versos que me resisto a dejar
inéditos cuando Ambrosio, como otros muchos mozos, visitó Cuba.
"¡Ay, Ambrosio, Ambrosio, Ambrosio,/ hermano de Pili y Choni/ y muy hermano de
Lolo/.También hermano de Paco/ entre
"Tacuá" y "Regoxo"/. Fuiste a Cuba de turista/ y nos
volviste hecho un mozo/. Confiesa que fuiste a la Isla / por ver cómo era El
Morro / y Varadero y La Habana/ y otras
cosas que supongo/. A Cuba fuiste turista y nos volviste hecho un mozo/. ¿Te
fumaste algún Cohiba…?/¡Si tú no fumas, recoño...!/¿Le cantaste LA DOLORES/ a Fidel Castro y sus
rojos...?/"
Yo no sé si Ambrosio volvió a Cuba. Volvió, sí, al cono
sudamericano -cono y no coño- con su
mujer y ahora es muy feliz como cuando era niño con su pantaloncito de tirantes
y sus botones en la pretina que desabotonaba, habilidosamente, cuando tenía ganas
de hacer pipí.
Es, esta, una foto de ayer, nostalgica que nos lleva a
conocer a Ambrosio cuando era niño. Han pasado muchos años ya. Los justos para
que la nostalgia nos pida fotos como esta. Y las tendremos.
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