Igual que ayer con el desfile, hoy la lluvia también se
autoinvitó al entierro de la sardina. Cayó agua durante toda la tarde
presagiando poca asistencia al duelo, pero, llegada la hora de la verdad, se
formó una aceptable comitiva que la acompañó en su último viaje.
Cerca de las ocho de la tarde desde la Plaza Mayor partía el entierro con la
carroza fúnebre y sobre ella un oficiante declamando salmos alusivos al doloroso trance
que hoy se vivía al despedir el Carnaval.
Finalizada la inhumación, el cortejo se dirigió al Recinto
Ferial de las Angustias para degustar las sardinas asadas que el Ayuntamiento
ofrecía gratis. La lluvia obligó a trasladar a sitio cubierto este acto que
ponía punto y final a los Carnavales 2019.
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