La fachada del edificio donde mi familia vivió durante
tres décadas, 60, 70 y 80, testigo del paso de dos peregrinos en 2019.
LUGARES
EMBLEMÁTICOS DE NUESTRO PUEBLO Y ALREDEDORES
19.
El Camino de Santiago (La Calle de Las
Angustias) (11)
Por
Pepe Couceiro
Tras
la casa de Susana descubríamos la popular Bodega
del Niño (https://castroventosa.blogspot.com/2019/11/lugares-emblematicos-de-nuestro-pueblo.html),
probablemente la de mayor actividad de la calle en aquellos tiempos, sobre todo
durante la vendimia de los años 60 (ver fotografía).
D. Julio Arias (Currito) y Dª. Carmen González en la Bodega de El Niño en la segunda mitad de
los 60. Estos denodados trabajadores eran vecinos de Cimadevilla, pero en época de vendimia ayudaban en la bodega de la
familia de Manolo. Foto de archivo desconocido.
Roberto
Carballo nos recuerda que «En la parte superior de esta bodega, había dos
clases de la Escuela (nosotros diríamos que había dos escuelas). Cuando asistía
a clase eran la de Don Venancio (ver fotografía), a la que llamábamos la
Segunda, y la de Don Marcelino (ver fotografías), llamada la Cuarta. Anteriormente,
en el mismo edificio, impartía las clases D. Heliodoro».
Don Venancio (izda.) haciendo las labores de vigilante
en la procesión de la comunión de 1961 por la calle Santa María. Podemos reconocer llevando el paso en primer plano a
Carlos Balboa (izqda.) y a Antonio Morete, el hermano de nuestra amiga Lourdes.
Archivo de Lourdes Morete.
Manolo
me recuerda que D. Venancio era cuñado de Dª. Marcela, la muy popular maestra de
esos años que impartía sus clases en la calle Santa María y era hermana de Dª. Julia Fuertes Centeno y de Dª.
Valentina, la mujer de aquel popular taxista conocido como D. Antonio Morete, padre
de nuestra ya mencionada amiga Lourdes.
Roberto
nos sigue relatando: «A la hora del
recreo, salían en tromba cincuenta o sesenta chavales que bajaban corriendo por
aquellas escaleras de madera emitiendo un ruido parecido al que escuchábamos en
el cine en las películas de cowboys, donde el ganado pasaba en segundos de un
tranquilo reposo a la fase de estampida. Los alumnos, a la salida de las
clases, bien en la calle Las Angustias o en las perpendiculares que llevaban a
la reguera, se ponían a jugar al fútbol ocupándolas totalmente y, si se
acercaba alguna persona mayor portando la correspondiente barrila o cántaro
para su llenado en la fuente, el partido se paraba instantáneamente ante el
enorme respeto que se profesaba a las personas mayores. A principios de los 60,
probablemente en 1961, las escuelas nuevas acababan de ser construidas (ver
fotografía) y todas las niñas y niños fueron trasladados a ellas».
 |
| Las Escuelas Nacionales en sus comienzos en la década
de los 60. Foto de archivo desconocido. |
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En
la primera comunión de nuestro amigo Manolo Rodríguez sus padres quisieron
celebrarla por todo lo alto invitando a amigos y familiares a la casa ubicada
encima de la bodega de su padre, lindante con la calle Las Angustias; algunos de los presentes, como podéis comprobar,
residentes en alguna de las calles que nos ocupan (ver fotografía).
Siguiendo nuestro
recorrido llegamos al solar con la casa entrante que en su día fue el hogar de mis
afectuosos vecinos D. Justo y Dª. Hortensia, padres de Maribel, a quien le
envío un cariñoso saludo donde se encuentre, y de Cesítar (ver fotografía de la
comunión de 1955), hijo del primer matrimonio de Dª. Hortensia con D. César
Calúa. Cesítar falleció a edad temprana de tétanos, luctuoso acontecimiento que
dejó una profunda huella en las generaciones de Roberto Carballo y Manolo
Rodríguez. En la actualidad este espacio restaurado es propiedad de Raquel, una
de las hijas de nuestra colaboradora amiga Dora Pol.
Siguiendo calle abajo
llegaríamos a la vivienda del don Antonio Pol, padre de Dora,
casado con Dª. Antolina Carballo y de tales padres no podían salir más que
buenos hijos y mejores vecinos: Julia, la citada Dora (Adoración), María Consuelo y Toño
(ver fotografías). A todos les enviamos un fuerte abrazo desde estas líneas, especialmente
a los residentes en Barcelona, a Julia y a su marido Víctor Andino, por la gran
amistad que profesaron a mi padre desde siempre y, por supuesto, a nuestra
querida amiga Dora por facilitarnos la información para poder hablar de su
entrañable familia.
D. Antonio y Dª. Antolina asistiendo a una boda en
1967, en la que nadie pensaría que a Dª. Antolina solo le quedaban diez días de
permanencia en la dura escuela de la vida. Foto del archivo de Dora Pol.
En
la siguiente fotografía aparece precisamente nuestro amigo de pandilla Toño Pol,
en la buena compañía de otro de mis amigos de siempre, Jaime Alija, de
espaldas, cuando estaban en el colegio de Cambados, estudiando lo que entonces
se conocía como bachillerato.
Dos inolvidables amigos de la infancia en una fuente
de Allariz (Orense) durante una excursión del colegio de Cambados, Antonio Pol y Jaime Alija (de espaldas) cuando sus padres
los enviaban, en no pocos casos despiadadamente a estudiar al colegio de esa
localidad o a otros situados en otras provincias como Valladolid, Veguellina de
Órbigo en León, etc. Foto del archivo de Dora Pol.
Según
me cuenta otro buen amigo, Manuel Vázquez (Pirolo), por el colegio de Cambados pasaron
unos cuantos cacabelenses de varias generaciones. Además de él mismo, Antonio
Pol y Jaime Alija, allí también recalaron, antes que ellos, cuatro de los hijos
de D. Augusto: Florencio y Augusto (ver fotografía), además de dos de sus
hermanos más jóvenes, el conocido historiador José Antonio Balboa y su hermano
Carlos. Allí también dejaron su impronta Norberto, el que fuera cartero de
Quilós, desde no hace mucho tiempo inquilino
del otro lado; Currito, el hijo del
taxista; Francisco Martínez (Bolín), fallecido muy joven; Félix Garnelo;
Carlos, hijo de Tita y nieto de D. Félix el médico; Manuel, sobrino de D.
Avelino; Andrés López Rodríguez (El Poso);
Roberto Morete Luna; Gelín el de la Caja Rural también fallecido; Alejandro (Los Canajos); mi amigo Varito, el
hermano de Caro; también mi querido primo Pepe Fernández (Pepito) y Tito
(Vicente Fernández), el otro ilustre historiador cacabelense, junto a otros
muchos que se nos habrán quedado en el tintero.
Volviendo
a la querida familia Pol, en las siguientes tomas podemos observar al resto de
sus componentes. En la primera dos Marías Consuelos, tía y sobrina, en buena
compañía de dos amigas y vecinas muy conocidas en el pueblo.
Fotografía de un 25 de julio de 1969 en la calle Las Angustias en la que posan de
izquierda a derecha: María Jesús Alonso, la hija de D. Antonio El Telegrafista; María Consuelo Pol,
hermana de Dora, nuestra querida colaboradora; Mari Carmen Barrio, hermana de
Mayita (pinchar el enlace) (https://castroventosa.blogspot.com/2019/11/lugares-emblematicos-de-nuestro-pueblo_28.html),
y la niña María Consuelo Uría Pol, hija de Dora. Foto del archivo de Dora Pol.
La familia Pol-Uría cruzando el puente de la reguera
en 1967. De izquierda a derecha: Consuelo Pol, de espaldas; Dora en el puente
con gafas; Julia a su lado, D. Antonio Pol, José Luis Uría y la niña Consuelo
Uría. Foto del archivo de Dora Pol.
Buena parte de la familia por la que Dora siente un
orgullo muy especial, en la actualidad. 1) Consuelo Uría; 2) José Antonio; 3)
Consuelo Pol; 4) Mónica Blanco, mujer de José Antonio; 5) Laura Uría Blanco; 6)
Dora Pol; 7) Marta Uría Blanco; 8) Julia Pol; 9) Martín Cambá Uría, hijo de
Consuelo Uría; 10) Antonio Pol; 11) Vidalina, mujer de Antonio; 12) D. Ricardo
Rodríguez, padre de Vidalina; 13) Ignacio Cambá, marido de Consuelo Uría y 14) el
íntimo amigo de mi padre Víctor Andino, marido de Julia Pol. Foto del archivo
familiar.
Continuará……………
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