UNA TRISTE FOTO
NOSTÁLGICA
Por Antonio Esteban
Mayo.
Domingo.
Es hoy un domingo triste de mayo. Un domingo lluvioso y triste como el
rostro luminoso pero triste de una moza veinteañera recién desflorada y a quien
su mozo abandonó para siempre.
Den este domingo de mayo
-triste domingo de mayo- azotados
por el mal que nos golpea, este blog
y esta sección cumplen ocho años y cuatrocientas entradas. Este
Día tenía que haber sido distinto, pero esto es lo que hay.
Tenemos que seguir adelante porque la vida no tiene pausa. La pausa la ponemos
nosotros -la pongo yo-
para continuar contando, fotografía a fotografía, la historia de la
villa. Por eso, una foto más -nostálgica-
de un ayer.
Arriba, Luis, más conocido por Licho; su madre, Balbina; don Marcelino que supo encauzar a tantos
y tantos alumnos suyos y Luís, catedrático de la Complutense y, sentadas
Josefina, con Sagrario, hija de don Marcelino; Julia, Rosita, hija, también de
don Marcelino y Lila, su mujer que parece aceptar de buen grado el agua que le
ofrece su esposo.
Comen en Carracedo -o meriendan- como siempre, la tortilla de patatas, los
filetes empanados y, naturalmente, la empanada de batallón.
Todo queda muy atrás. Tan atrás que hoy solo nos queda, en
este mayo triste y lluvioso, la esperanza de otro mayo -como dice el
refrán- florido y hermoso y, cuando llegue no habrá nostalgia de este mayo
del año dos mil veinte de infausta memoria.
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