miércoles, 31 de octubre de 2018

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CCCXXVII)

Foto del archivo de Tilde Castillo



MARGA, CARLOS Y UN CABALLITO DE CARTÓN

Por Antonio Esteban

Lo juro. Créanlo. Créanme, Yo nunca tuve, de niño, un caballito de cartón sobre una peana de madera y con ruedas.

Y no lo tuve a pesar de que mis padres regentaban un comercio   -CASA AMERICA-   en Toral y el día cinco de enero -fecha mágica en el calendario escolar-  todos los años, vendían los juguetes que los niños pedían a los Reyes Magos hasta que supieron/supimos que los Reyes Magos no eran quienes traían en las alforjas de los camellos, juguetes para la chavalería, entre otras cosas, porque, por aquella época, no existían  -o ya no vivían-  los Reyes Magos. ¡Qué pena…¡

Yo y mis amigos   -mis amigos y yo-  a pesar de escribir, con suficiente antelación, una carta plagada de faltas de ortografía que entregábamos, en mano, a Epifanio, el cartero, nunca tuvimos un caballito de cartón y no lo tuvimos, porque Jaime Artazcoz, el viajante de Ibi, nunca trajo caballitos de cartón en su muestrario.

A mí me dejaban, al lado de los zapatos, una escopetilla que disparaba corchos o una trompetilla de un solo sonido o un rompecabezas o la biografía de Gengis Khan y, por todo eso, creo que Marga y Carlos, los hijos de Tilde y de Bernardo fueron unos niños muy felices, como lo eran en su medida, los niños de entonces o como lo son los de ahora con su tableta, su móvil de última generación o su reloj digital. Al fin y al cabo todos fuimos niños alguna vez.

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