Víctor cede la bata a César

César -con bata- y Víctor acompañados por el equipo femenido de farmacéuticas y auxiliares

Víctor cede la bata blanca a César o, usando términos taurinos, César corta la coleta a Víctor.

 Después de casi cuarenta años Víctor de Francisco se jubila y traspasa su farmacia al joven licenciado César Terrón, un ponferradino cuyo conocido apellido está muy ligado al mundo de la medicina berciana desde hace varias décadas atrás .

 Detrás de Carlos y Víctor la antigua entrada a la farmacia con escaparates a ambos lados.Quizá los botes que se aprecían en el interior fuese del famoso Pelargón que a tantos niños de la época ayudó a saciar el hambre.

Con la jubilación de Víctor finalizan tres generaciones de farmacéuticos de la familia de Francisco: abuelo, padre e hijo. El abuelo, Victorino de Francisco Amigo ejerció su profesión en la localidad terracampina de Grajal de Campos y su padre, Eusebio de Francisco Domínguez, compró en Cacabelos el traspaso de la farmacia de José Garrido (abuelo y protagonista de alguna de las novelas del escritor cacabelense Raúl Guerra Garrido) en los difíciles años cuarenta del siglo pasado. Finalmente, Víctor, hace ya casi cuarenta años, tomó el relevo de la botica después del fallecimiento de su padre a los 57 años. Hasta hoy después de setenta años en propiedad de la misma familia.

Aurori entrelos dos escaparates de la farmacia antigua

Eusebio de Francisco faenando en el laboratorio

 En los años cincuenta y sesenta se hacían muchos preparados -fórmulas farmacéuticas se llamaban-. Lo mismo salía del laboratorio una loción para tapar la canas que unas milimétricas píldoras realizadas según el arte del facultativo.

 La fachada de la farmacia después de una de las reformas efectuadas a lo largo de los últimos 70 años.