MOZAS (I)
Antonio Esteban González
El otoño -y
cuando escribo este pie de foto ha
nacido el otoño- es propicio para
presentar en el blog fotos como ésta, porque el otoño es nostalgia de otro ayer
(Nostalgia, una palabra de la que abuso
-lo confieso- según el
Diccionario de la Lengua es “aflicción causada por la ausencia de cosas o
personas queridas” o “Pesar que causa el recuerdo de algún bien perdido”.
Cualquiera de las dos definiciones sirve).
Creo que a todos los lectores de este blog, que son
muchos -y, si no, vean las visitas que
tiene- y entre los que me incluyo, nos
gustan este tipo de fotos de un ayer distinto y para algunos -para los más jóvenes- nuevo, distante y risible, aunque para
aquellos que peinamos canas es un ayer muy nuestro y que creemos cercano, pero
del que nos separan años, dudas, tristezas, penas, amarguras -toda una vida- y alguna alegría. Es decir, nos separa un
tiempo que se nos ha ido de entre los dedos y del que quedan girones en los
recodos de nuestra andadura.
Supongo -sé- que a
algunas de las mozas que aquí posan alegres, con la alegría natural de la
juventud, esta foto les traerá recuerdos que creían perdidos.
Eran amigas y se contaban sus amores. Alguna ya no está,
pero están, seguramente, sus amigas y sus allegados y, para ellos, es la foto
de hoy.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Esther, hija de un
secretario del Ayuntamiento, -Esther
Banfi- Basi, hija de José María, el de
LA RUTA; Pura, que casó con Ubaldo; Isabel, que años más tarde matrimoniaría
con Manolo, el Alcalde; Aurita, hija de Prudencio y Divina, que, seguramente,
había cosido los vestidos de sus amias.
Una foto, decimos, de ayer, que gusta ver hoy.
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