miércoles, 14 de octubre de 2015

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CLXXX)




LA BODA DE MARIBEL Y TINO

Por Antonio Esteban González
Una boda  -y permítanme decirlo con todos los respetos-  de las de antes. Boda con cura incluido y monaguillos que, casi siempre, recibían una sustanciosa propina de los generosos  -que no tenían nada que ver con Generoso-  padrinos.
La boda de Maribel y Tino  -los años no han pasado para Maribel que está hoy tan guapa como ayer-  había sido una boda como eran las bodas hace años: por la Iglesia porque, por aquel entonces, las bodas se celebraban en la Iglesia y no, como hoy, en los Juzgados. (Las bodas son un contrato entre ambos contrayentes y, si se celebran por la Iglesia, son difíciles de romper porque media la Rota Romana y, bien sabido es, que la Rota, por mucho que digan, no rompe  -y se llama Rota-  casi nada aunque el matrimonio se vaya a pique).
Pero, a lo que íbamos: había sido una boda como tenía que ser: entremeses variados, marisco, merluza dos salsas,  -a la vinagreta y con salsa mahonesa, salsa a la que algunos llaman mayonesa y otros bayonesa, pero que tiene su origen en Mahón y, de ahí, mahonesa-  cabrito y una tarta nupcial de seis pisos sustituyendo al célebre “brazo de gitano” que se hacía en casa. Y, naturalmente, vino Fontousal clarete o tinto.
En la foto podemos ver a los novios,  -Tino y Maribel-  muy elegantes y a Bernardo que aguarda el reparto de la tarta y a Julia, dueña del local en donde hoy abre sus puertas “El Refugio de Saúl”, en la Calexa Xistina  -creo que debería llamarse Calexa Sixtina-  y a Luís, el electricista, que también asistió a la ceremonia y al banquete.
Solamente me resta decir aquello que se decía antes: “fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no quisieron…” (Bueno, no me dieron, porque yo no asistí a la boda).

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