Las aguas del Cúa y las sombras del Parque se han convertido
en los lugares más frescos de Cacabelos durante estos caluros días de julio.
Los peregrinos reponen fuerzas sobre el césped o incluso en
el mismo suelo del paseo; cualquier lugar es bueno para aliviar un poco el
sofoco del camino. Otros se dan un baño en la playa fluvial mientras los niños
del campamento de verano aprenden a manejar las canoas sin notar las altas
temperaturas que reinan en la calle. Por las tardes son los bañistas quienes
toman el relevo llenando la playa y la
piscina municipal.
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