miércoles, 17 de junio de 2015

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CLXIII)




FERIA EN CACABELOS, SÍ SEÑOR
 Por Antonio Esteban González

Cuando este contador de historias o poeta con cuarenta y tantos premios literarios a sus espaldas, pese a algunos, llegó a Lugo, contactó con EL PROGRESO para escribir en él. No fue fácil hasta que comencé mi andadura en la radio  -COPE-  en donde ejercí como crítico de cine. Después, todo fue más fácil y colaboré con EL PROGRESO, y LA VOZ DE GALICIA  y, en EL PROGRESO, un día, tropecé con  don Anxo Fole, que se interesó en saber mi procedencia y al decirle que, de Cacabelos, me dijo que Cacabelos procedía de la palabra latina caccabulus o caccabulum, diminuitivo de caccabus, que significa vasija u olla pequeña de barro.
Después, me dijo  -don Anxo era historiador con amplios conocimientos de este pueblo, a lo que vi, y siempre terminaba sus frases con el latiguillo sí, señor-  : “Cacabelos es mencionado, si señor, por vez primera en el siglo X, en la donación que hace Bermudo II al Monasterio de Carracedelo, sí señor. En 1108, Diego Gelmírez, arzobispo de Compostela, levanta la Iglesia de Santa María que aún conserva su ábside, sí señor. En 1138 Alfonso VII dona a Gelmírez la villa, sí señor y has de saber, también, que en Cacabelos hubo varios hospitales: San Lázaro, Santiago, Santa Catalina, Alfonso Cabirto e Inés Domínguez, sí señor, e incluso, una aljama judía y que  en 1291 Sancho IV concede a Cacabelos, sí señor, una Feria anual de quince días de duración, que se celebraría en las fiestas de la Cruz de Mayo a las que se añadirían las de san Miguel y San Bartolo que es la feria del repollo, sí señor”.
Hasta aquí las palabras de don Ángel, a las que añado que la foto de esta semana está tomada durante una de esas ferias, en lo que hoy es Plaza del Vendimiador. Vemos la cabina de la báscula y las casas en donde hoy abren sus puertas, en los soportales, varios establecimientos de bebidas.
Posiblemente la foto sea de la década de los años cincuenta/sesenta del siglo pasado y nos recuerda una de aquellas ferias  en las que se compraba y vendía de todo y que nos muestra cómo era ayer la villa.
Una foto nostálgica, sí señor.

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