Este dos de febrero, día de Las Candelas y de la bendición
de los panes, se presentaba con todas las amenazas meteorológicas para impedir
a los fieles acudir a bendecir los panecillos. Como es costumbre, no fue así,
una año más en el Santuario y aledaños se congregaron cacabelenses y otros
bercianos con sus cestillos y bolsas repletos de trenzas, cuernos, palomas…para
recibir el agua bendita que don Jesús se encargó de esparcir en abundancia. Es
cierto que se notó, si nos remitimos al año pasado, un cierto descenso en el
número de asistentes que se justifica por el mal tiempo y por coincidir en día
laborable.
Antes de iniciar la ceremonia en la Iglesia de las
Angustias, el Párroco se acercó a la Residencia El Camino, donde los alojados esperaban la bendición alrededor de una mesa repleta de adornados cestillos
con los tradicionales “chuscos”.
Después de la lectura de un texto alusivo a la festividad y recitar
una oración, comenzó a repartir el agua bendita; en primer lugar a los
asistentes en el interior del templo y después a los que esperaban anhelantes
en el exterior.
Muchos de los panes elaborados hoy-diez mil, según Diario de
León-serán consumidos esta tarde-noche, otra cantidad importante viajará en las
próximas horas a diferentes destinos donde los esperan los cacabelenses en el exilio y otros se guardarán como
medicina milagrosa para curar de sus enfermedades a los animales domésticos
durante el año.
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Don Jesús bendiciendo los panes en la Residencia El Camino |
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Cestas y bolsas depositadas al pie del altar |
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Bendición en el interior del Santuario |
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Una cestilla llena de imaginación |
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La abundancia de panecillos queda bien patente |
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Andrés y su hija Begoña (de tal palo tal astilla) cargados hasta los topes |
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Norberto enseña su cesta. ¿Todos para ti? |
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