Chalo en una imagen de este último verano |
Chalo, Gonzalo Coca Trincado, es un apasionado de la
escultura en hierro y acero. Cuando sus obligaciones laborales se lo permiten,
se encierra en su taller para dejar volar su imaginación y plasmarla en sus
originales obras.
Este cacabelense es el menor de los hijos varones de Ramón Coca y Luciana
Trincado. De los diez hermanos ya faltan dos, Arcadio e Isabel. Comenzó a
trabajar a los catorce años:
-Sólo estuve
un año en el Instituto, el año de su inauguración. Fui al taller de Carraco y
El Rubio en calidad de aprendiz de forja y soldadura.
Imagen de una de las últimas obras de Chalo |
En aquellos
inicios profesionales ya se despertaron sus inquietudes artesanales. Casi a
modo de juego o de entretenimiento realizaba algunas piezas ajenas al trabajo cotidiano de
golpear o soldar barras y chapas de hierro. Recuerda, a pesar del mucho tiempo
pasado, los primeros:
-Una lámpara
de hierro para don Santos (uno de los médicos de Cacabelos del siglo pasado). Hice también algunos apliques de pared
para bombillas y macetas. Y un farol que estuvo en la fachada de la casa de
Prada en la Casería.
A los diecisiete años comienza su periplo
profesional como soldador: Ferrol, Bilbao, Madrid, Barcelona y finalmente-ya
son veintisiete años de residencia-Vitoria.
En la capital vasca es donde más ha podido
desarrollar la faceta creadora. El hierro y el acero son domados por las
expertas y solícitas manos de Chalo para convertirse en insólitos e, incluso,
misteriosas piezas artesanas.
El acero y el hierro domados por Chalo |
-¿Quién te ha enseñado y cómo desarrollas cada
trabajo?
-Todo está
basado en mi experiencia. Desde el principio sigo mis dictados. Tengo una idea
preconcebida y me pongo a trabajar, pero nunca logras que salga aquello que
pensaste al principio, la idea original se desvanece y van surgiendo otras. Voy
aprendiendo técnicas nuevas para labrarlo, para resolver las pegas…la
experiencia te enseña mucho.
En el País Vasco y Navarra grandes escultores como
Jorge de Oteiza, Eduardo Chillida, Néstor Basterretxea o Ricardo Ugarte han
proyectado una gran parte de su obra a base de hierro y acero. ¿Te identificas
con alguno o te han servido de inspiración?
-No me
identifico con ninguno en particular, algo con Oteiza, pero yo sigo mi camino original. Me gusta Basterretxea, pero
el que más me gusta es el catalán José Mª Subirats, el escultor de la fachada y las puertas del Santuario de la Virgen del
Camino.
A la vez que concluye sus vacaciones, da los últimos
toques a lo últimos trabajos que se trae entre manos y que ha venido gestando
en Cacabelos. Unas piezas que se unirán a las que esperan en Vitoria y que
algún día, deseamos, se podrán contemplar en nuestro pueblo.
Orgullosa de las esculturas de mi tío ,ya que desconocía su gran talento, adelante que llegarás lejos y gracias a Carlos por poder darnos a conocer tantas noticias de Cacabelos ,a los que estamos lejos,un saludo desde Tarragona.
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