CARNAVAL, CARNAVAL… CARNAVAL TE QUIERO….
Antonio Esteban González
Me apuesto algo -y en
mi casa siempre me decían que nunca apostase, si no estaba seguro de ganar-
a que los lectores de este blog, que se lee en los cinco continentes,
conocen a alguno de los niños que aparecen en la fotografía.
Pues, sí, la niña más pequeñita y mofletuda -dicho con cariño- y vestida de gallega -lo de vestida de gallega es un decir- es Berta, la hija de Amanda que se cuelga
materialmente de don Juan Tenorio -su
hermano Luís- que lleva con dignidad y apostura sus leotardos blancos y una espada
de madera.
También me apostaría algo
-y no me gusta apostar- a que quizás no conozcan al resto de los niños.
La primera, a la izquierda, es Mary Toni que casaría con
Toño Garay, vestida de rusa -o algo
parecido- con sus botas y su chaqueta con botones a un lado y el gorro, que no
podía faltar. Era una rusa de mentirijillas, entre otras cosas, porque los
rusos de verdad estaban proscriptos en España en aquel entonces.
Las otras dos niñas son Mary Celi, que luce un caracolillo
en la frente y vestido de lunares que, supongo, pretendía imitar a una andaluza
y, la última, es Dalita, hija de una hermana de Dalia, la “Corina” que tenía,
-porque ya murió- nombre de flor y lucía
mantón de Manila.
Era Carnaval o Antroido o, dicho pedantemente,
Carnestolendas, época que abre camino a la Cuaresma, tiempo de ceniza y
penitencia.
En aquellos tiempos de la foto, quienes no contaban con
posibles para adquirir una bula que les liberase de ayunar, tenían que hacerlo,
obligatoriamente, un día a la semana.
Lo dicho: era Carnaval. Había magnolios en la Plaza y los
niños eran felices y eran felices las mamás que habían preparado con imaginación, los trajes. Y todos contentos.
Una foto, además de nostálgica, curiosa y tierna con la que
recuperamos estas Fiestas.
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