miércoles, 28 de julio de 2021

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CDLXXIII)

 


LOS SASTRES TAMBIÉN TIENEN SU CORAZONCITO

 Por Antonio Esteban

Quiero decir que los sastres también se enamoran . ¿Por qué los sastres no podían  enamorarse?. ¿Quién iba a  impedírselo?. Ni siquiera el mucho trabajo que tenían ya que, por aquellos entonces,  todo el mundo quería un traje para estrenar en su momento: en domingo de Ramos, por ejemplo,  que no estrenaba  -como dice el refrán-  quien no tenía pies ni tenía  manos o para una boda.  El día de la boda, el novio estrenaban traje, un traje de chaqueta cruzada, elegante que hacía juego con la corbata que le regalaba el alfayate  -alfayate es palabra clásica que quiere decir sastre-   o para un entierro . Todos  guardamos  en el  armario un traje oscuro para acompañar al difunto.  En las primeras comuniones  es diferente. Parece como si no fuese necesario. Y quien estrena traje  -de almirante de navíos sin mar, los chicos o de novia sin novio, las niñas-  son los comulgantes.  Pero, se me ha ido el santo al cielo o la pluma a otros derroteros. Iba diciendo que los sastres como Luso se enamoraban   y aquí, en la villa, hubo muchos sastres  y todos se enamoraron y se casaron y tuvieron hijos. Dar puntadas en una americana, hacer solapas  -cosa difícil-  o tomar medidas, no les impedía soñar con el amor. Los sastres tenían su corazoncito y se enamoraban y salían de paseo con sus novias en bicicleta. Ahí está el  ejemplo de Luso que   contempla  con arrobo a Sita, su novia. Luso tenía derecho a enamorarse. Y se enamoró,

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