Ángel Quiroga López, Gelo el Oso |
Qué fácil es pedir a Gelo que te cuente algo del pasado. Su
magnífica memoria y la facilidad para narrar minuciosamente cualquier historia
o anécdota, a las que se unen las ganas de contarlas, consiguen apasionarte con
la narración. Así, sentados uno frente al otro, bien en el jardín de su casa o
bien en el interior si el atardecer refrescaba el ambiente, charlábamos –mejor dicho, charlaba él- hasta
que el reloj aconsejaba iniciar la retirada. Eran los primeros días de otoño.
Sus primeros recuerdos están localizados en la calle
Cimadevilla, donde nació hace ya setenta y ocho años: los juegos, las
travesuras y los primeros trabajos en la huerta familiar. La calle empedrada,
sin saneamiento, sin agua…
-Cuando pusieron la
cañería fue un acontecimiento, tenía 8 o 10 años, les dije a los obreros que deberían
profundizar todo lo que pudieran para coger buen desnivel. Me preguntaron
socarrones a qué escuela había ido para saber tanto. Les contesté que a la don
Augusto y que no había salido de Cacabelos pero que había oído decir que hay que hacer
las cosas bien desde el principio. Luego reconocieron que yo tenía razón.
Comenzaba ya a asomar el Gelo contestatario sabiéndose en
posesión de la verdad o rebelándose ante la injusticia.
Gelo agachado, con gorra, en una de la primeras fiestas de la vendimia |
Su pasión por el fútbol comenzó muy pronto, con catorce años
jugaba y colaboraba en la preparación del Campo de San Isidro:
-Me gustaba el fútbol.
El padre de Oscuro nos pidió a unos chavales traer grama de hierba desde San
Bartolo para San Isidro. No hicieron caso de mi advertencia a la hora de
colocarla para que absorbiera bien el agua. Al primer partido se levantó.
Teníamos cinco equipos
en Cacabelos: La Unión, San Isidro, Casablanca, San Antonio y otros que por no
tener ni nombre tenían, les llamaban “los desnudos”. Jugaban con pantalón y
camisa de calle.
Yo jugaba en el San
Antonio. El nombre lo puso Luso que se había comprometido a ayudarnos. El que
destacaba pasaba al San Isidro. En un año nos llevaron a cinco para el San
Isidro.
Recita los nombres de los jugadores más significativos de su
juventud:
-Se formaban unos
equipos magníficos en Cacabelos: Alfredo, Carlitos, Manolo Peleguín, Viruta,
Amancio…
Entierro de la sardina: ¿quién será esa dama enlutada? |
Los tiempos escolares permanecen también muy vivos en su
memoria:
-Yo fui a la escuela
de don Augusto, el abuelo de tu cuñado (me aclara). Estaba en la Calexa Sixtina. En invierno nos mandaban a la escuela,
pero en la primavera y otoño íbamos a trabajar. Había muchas rencillas entre
los barrios…que si eras de Cimadevilla, de la Plaza, del Campo.
Los de la Plaza tenían
pelota, nosotros no. Nos peleábamos para que nos dejasen jugar. Lo hacíamos en
la calleja de la Pizzería. A uno le echamos a un pozo negro por no dejarnos
jugar.
Gelo siente pasión por el fútbol, pero no como hincha de un
equipo, sino del fútbol de su juventud en Cacabelos.
Gelo con buena compañia tomando el vermú en el bar de la Corina |
-Las primeras botas
que tuve fueron robadas a unos árbitros, se las había prestado Manolín que era
el encargado del campo. Para que no las reconociese les cambiamos la costura de
los tacos y salimos a jugar. Pero Manolín se dio cuenta y me preguntó: ¿de
dónde sacaste esas botas? ¡Me las trajo mi cuñado de Barcelona! Le contesté.
Seguro que no me creyó. No teníamos nada.
-¿Quién no tiene grabada tu imagen preparando magostos para
los niños en el patio del Colegio y repartiendo pacientemente las castañas
asadas?
Un día del pincho del peregrino Gelo preparando bocadillos |
-Yo empecé a hacer
magostos para el Ayuntamiento estando Santos de alcalde. Habíamos hecho con él
algo de fontanería y soldadura. Hicimos unos tambores que nos parecieron que
valdrían para asar las castañas, eran grandes, ¡burro grande, ande o no ande!
Con Prada preparé unas parrillas con las que hicimos el magosto delante de la
Iglesia con don Dámaso. En las escuelas por lo menos estuve quince años
haciéndolo.
No podíamos olvidar su faceta de músico, primero en la charanga y
después en la banda de trompetas de la Parroquia.
Con Conchi que luego sería su mujer |
-Eso surgió un año por
carnaval. Para hacer algo distinto. Era una banda de música vestidos con
calzoncillos largos. Estaba Mito, Samuel, Lola, Gelín con seis años. Llevábamos
hasta el agente para hacer los contratos. La cosa siguió y tuvimos la idea de
formar una charanga. Contratamos hasta un profesor para que nos enseñara
música. Primero fui turuta y después toqué el bombo.
Sus ganas de ayudar al prójimo le llevaron a crear “el
pincho del peregrino”, una singular iniciativa que lograba rotular en el
corazón de los peregrinos el nombre de
Cacabelos.
-Me gustaba ver pasar
a los peregrinos y me di cuenta que
algunos necesitaban ayuda. Yo ya estaba enfermo. Llevaba agua y sal al Campo de
San Bartolo para que pudieran meter los pies y descansar. Hablé con el
Ayuntamiento porque creía que había que darles algo más. Yo pensé en unas sopas
y se los dije a Sergio Santín, el alcalde: ¿Qué necesitas? Me contestó. Se me
abrió el corazón. Con que me paguéis los ingredientes vale. Hablé con la
Cooperativa: Un vasín de vino le viene como dios al peregrino, les dije. Me
regalaron el vino…Así empecé.
Cada año Gelo declaraba en verano un día del pincho del
peregrino. Subía al Campo de San Bartolo –los últimos años con Toño el Pediñón
de asistente-donde atendía a decenas de sorprendidos peregrinos que se veía
agasajados antes de entrar en Cacabelos.
- También me ayudó
Santiago cuando estuvo un tiempo de alcalde al morir Morete. Tu hermano Víctor
nos regaló en la farmacia un botiquín, La Moncloa nos daba empanadas y tortillas,
el Vasco hacía un precio especial para un jamón y nos regalaba chorizo y
salchichón para hacer pinchos.
¡Cómo para olvidar el nombre de Cacabelos!
"Si no puedo ir andando al entierro de la sardina, voy con el coche" |
¿Cuántas horas pasaría Gelo dentro del Belén viviente
trabajando y enseñando a los niños a modelar la madera? Un año tras otro ha
formado parte de los personajes
tradicionales al lado de la Virgen, San José y el Niño. Y el cinco de enero,
como el soldado más fiel, ha esperado al pie de la hoguera de la plaza de Santa
Lucía el paso de la cabalgata de Reyes para entregar a cada niño participante
un recuerdo en madera nacido de sus manos artesanas. ¿Y en San Isidro? También
Gelo ejerce de agricultor agradecido y, a veces reivindicativo, con su chispín
y el remolque cargado de niños.
Te recuerdo, le digo, en el interior de la Plaza de Abastos
presentando la Asociación de voluntarios Flavium hace ya unos años.
Vendiendo sus artesanías solidarias para Voluntarios Flavium |
-Nos había hablado
Samuel de las asociaciones para ayudar a los más necesitados. La primera
presidenta fue Paqui la de Peña, estaba Toñín Canuta, Jose Carpante, Choni
Carocas, Conchi…Nacimos con la idea de pedir para dar a la gente necesitada.
Teníamos reuniones con Diputación. Luchamos por tener un local. Pensamos en el
del tabaco, pero todo fueron dificultades, ahora ya tenemos el antiguo de la
Cruz Roja.
Asando castañas en uno de los magostos del Colegio |
Por razones de salud está obligado a llevar una vida más
tranquila. Atrás han quedado sus años de trabajador precoz (a los 8 años ya
ejercía de pastor), los primeros pasos como albañil antes de ir a la mili a
Ceuta (18 meses sin venir a casa), la boda con Conchi, sus hijos Conchi y Gelín…el
andamio, siempre el andamio hasta que el corazón le pidió un tiempo de
tranquilidad. Y él ha llenado ese tiempo esforzándose en ayudar a los demás y
en hacer felices a los niños.
Recibiendo la corona de laurel en el homenaje de Ludus Bergidum |
-¿Por qué te llaman el Oso, Gelo?
-Ya se lo llamaban a
mi padre, yo lo heredé.
Heredó el apodo de su padre y la fuerte complexión de cuerpo,
de ahí lo del oso, en este caso un oso de peluche, un oso bueno.
Este jueves recibirá de sus compañeros de la Asociación de voluntarios Flavium un
homenaje durante la celebración del “Café solidario” que se suma al de 2015 cuando Ludus Berdigum reconocía su labor en
la fiesta de recreación histórica.
¡Te lo mereces!
Gracias Carlos,has hecho muy feliz a mi padre.
ResponderEliminarTe mereces esto y más.Tengo muchísimo afecto por Gelo y su familia.
ResponderEliminarYo no recuerdo un magosto del cole sin Gelo (tengo 32 años). Un grande de este pueblo, ojalá hubiese muchos más como él.
ResponderEliminarGelo te lo mereces todo eres un ejemplo a seguir.Te mando un fuerte abrazo, el domingo iré a jugar con la billarda que tu me regalaste, Pepe
ResponderEliminarPor primera vez, voy a comentar en este blog. Gelo es una persona maravillosa, generosa y humilde que transmite alegría. Celebro que se haya publicado este merecido homenaje.Siempre en nuestro recuerdo y nuestros corazones, Gelo.
ResponderEliminarLa vida me ha dado la mayor fortuna del mundo, conocer a las dos personas más maravillosas del mundo Gelo y Conchita y dejarme formar parte de su familia. Hasta siempre suegro
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