Un grupo de guapas y resueltas sevilladnas posando delante del Vendimiador |
Poco a poco se van apagando las luces que durante tres días
han iluminado la Feria de Abril cacabelense. Desde el pasado viernes no han
cesado el olor a pescaíto frito y los
efluvios de los rebujitos, acompañados por el sonido de una jartá de series ininterrumpidas de sevillanas.
Las últimas horas del domingo están siendo apuradas por los
más recalcitrantes y animosos bailarines, los pensionistas, que seguramente
serán quienes se encargen de poner el cierre a los festejos.
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