El edificio del Valenciano antes del incendio |
LA LARGA NOCHE DE UN 30 DE
DICIEMBRE
Por Antonio Esteban González
Se han cumplido, hace muy pocos
días, cuarenta y seis años de la
tragedia.
Voraces lenguas de fuego
devoraban el maderamen de la casa, mientras los vecinos procurábamos llegar a
los rincones con los calderos de agua o
con las mangueras de riego para aplacar el incendio que aquella fría noche de
Diciembre destruyó la casa.
No recuerdo si, por aquel tiempo,
había bomberos en Ponferrada y si acudieron para detener el incendio. Quienes,
sí acudimos, fuimos los hombres y las mujeres
de la villa, solidariamente.
Yo tenía una cierta experiencia
en apagar fuegos porque había formado en la cadena de brazos que había sofocado
otro incendio en San Roque, poco antes y, yendo más lejos, en mis noches de
niño, resuenan, aún, en mis oídos las voces angustiadas de los vecinos, en
Toral, recorriendo las calles y
despertando a las gentes con aquella palabra endemoniada:
¡¡Fuego…¡¡.¡¡Fuego…¡¡ que atemorizaba los sueños.
Aquí está hoy, la antigua fachada
de la casa de EL VALENCIANO en la que dejó sus afanes don Andrés Gutiérrez, que
no era EL VALENCIANO.
Hoy es un magnífico edificio
levantado sobre aquellas ruinas humeantes y en el que Gelines y Erundino también han dejado sudores y
afanes.
Hoy, decía, el edificio es
distinto, pero la historia de la villa
también se escribe con fotografías como ésta que son Historia palpable
de un ayer lejano Y esta fotografía es
Historia.
En primer plano el edificio actual |
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