AYER COMO HOY
Por Antonio Esteban González
Ayer como hoy. Feria. Cacabelos.1906. Hoy como ayer.
Cacabelos. 2015. Plaza Mayor. Una farmacia. Hoy del licenciado Victorino de
Francisco. Ayer, del boticario Garrido. Tenderetes. Lonas carcomidas por el
sol. Se vende y se compra o se compra y se vende. Mesas cojitrancas en precario
equilibrio. Una sombrilla. Dos sombrillas. Un sol blasfemo y penitencial.
Insólito. Hogazas de pan de horno, con sabor a pan de horno. Empanadas de
batallón: patatas, acelgas, tocino y chorizo. Un carro con adrales. Los
soportales. Los mismos soportales ayer como hoy. Las mismas columnas que
soportan el mismo peso de los siglos. O más. Quizá, más. Cortinas descoloridas
revoloteando. Abarreras o mujeres que compran y venden al por menor. Un niño -siempre hay un niño en las ferias-
que lee algo, tal vez un “Romance de ciego”, a perra chica el pliego y
que un juglar con zanfoña, más tarde, cantará para el público: “Año de mil
novecientos / en la ciudad de Gerona/ vivía Jaime Perales / amancebado con
Rosa/. Perales era de Vigo / y Rosita de Zamora/. La edad de Jaime, cincuenta;/
veintitrés tenía Rosa/. De ambos, nacido había / un guaje llamado Aurora /.
Talabartero era Jaime/. Se dedicaba a sus cosas / Rosita y a su modo era /
Perales feliz con su Rosa…//
Ayer como hoy, sin zanfoñas ni “Romances de ciego”. Hoy,
ciento nueve años nos separan de ayer. Feria. Cacabelos. 2015.
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