lunes, 14 de abril de 2014

La muerte no esperaba en Cacabelos



Juanito Vázquez con la camiseta del Celta


Hoy  se cumplen 57 años de la muerte de Juanito Vázquez, un veloz extremo izquierdo del fútbol español. Había nacido en 1912 en Ferrol, ciudad en la que pronto empezaría a destacar por sus cualidades deportivas. Muy joven militó ya en el Racing de Ferrol y en el Deportivo de La Coruña.  En plena Guerra Civil- siendo soldado- fue enviado a jugar con el Aviación Nacional, el futuro Atlético de Aviación que se convertiría posteriormente en el Atlético de Madrid. Defendió los colores del club colchonero hasta 1947, año en que ficha por el Celta de Vigo. En este equipo gallego culmina su carrera como futbolista y “La Flecha ferrolana” (apodado así por su velocidad) inicia la de entrenador: en el Astano primero y muy pronto (Temporada 1952-53)  en el Racing.
Se sintió indispuesto dirigiendo al equipo ferrolano en Burgos el 14 de abril de 1957. La expedición deportiva regresa en autobús y, como en otras ocasiones, se detiene a descansar en el desaparecido hotel Miralrío de Cacabelos (En los años 50 del pasado siglo eran frecuentes las estancias en él de deportistas y artistas que se dirigían o regresaban  de Galicia). Juanito Vázquez sufre un síncope en el establecimiento y muere.
Edificio del antiguo hotel Miralrío
La noticia causa honda impresión: ha muerto un famoso deportista y de apenas 45 años de edad. En Cacabelos-aquel 14 de abril se celebraba el Domingo de Pascua-los aficionados locales quedaron consternados. El Racing de Ferrol no era un desconocido para ellos. Las buenas relaciones entre el equipo gallego y la Unión Deportiva Cacabelense motivaban la disputa entre ambos equipos de partidos amistosos algunos años por Pascua.
Ahora descubrimos que Juanito Vázquez, abuelo del popular presentador Jesús Vázquez, en realidad murió en los vestuarios del campo de fútbol de Burgos, donde el Racing jugaba aquel partido de mal agüero. Muchos años después su mujer realizó unas declaraciones que permitieron conocer la realidad.
El entrenador murió en la ciudad castellana, pero si se firmaba allí el acta de defunción, el traslado a Galicia se demoraría al menos dos o más días. Para evitar ese problema se toma la decisión de regresar con el cadáver en el autobús como un pasajero más. La expedición racinguista se detiene en Cacabelos y aquí se confirma oficialmente la defunción del entrenador.
La muerte no esperaba en Cacabelos, se había adelantado trescientos kilómetros.

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