Después de dos años consecutivos sin poder salir la
procesión de la santa siciliana a causa de la lluvia, esta mañana muchos
devotos cacabelenses pudieron acompañar a su imagen alrededor de la Plaza Mayor
y posteriormente asistir a la misa celebrada en la Iglesia Parroquial.
La Fiesta de Santa Lucía, la que porta la luz, fue muy popular en Cacabelos. Además de los
actos religiosos, muy concurridos por ser la protectora de la vista y en
general de las profesiones relacionadas con la misma (costureras, fotógrafos,
oculistas…). Como muchos recordaréis, una gran hoguera ardía desde la tarde en
el campo de la feria, actual parque. Alrededor del fuego se arrimaban los
cacabelenses provistos de botas de vino y chorizos para asar en las brasas. El
buen ambiente, el calor de las brasas y el del morapio hacían que la velada se
prolongase para muchos hasta altas horas de la madrugada.
Los más veteranos recuerdan el baile que se organizaba,
generalmente, en los soportales de la Plaza o en el patio de las
antiguas bodegas CARPAL. De la misma forma que evocan la competencia entre los
del Campo de San Isidro con su hoguera de San Manuel y los de Santa Lucía por
conseguir la de mayor tamaño. Aún ahora no se ponen de acuerdo para confirmar
quién ganaba a quién.
Igualmente tampoco
hay unanimidad a la hora entonar la breve canción dedicada a la santa. Quizá la
que más se aproxime a la original sea la que copio a continuación. Otras
cambian el carnérigo por un carneiro o el zapatérigo por un zapateiro. De todas formas peca minuta:
Santa Lucíriga me
cortó un dérigo
con la cuchíriga de un
zapatérigo.
La cortadúriga era tan grándere
que echaba sángrere
como un carnérigo.
En la Edad Media, con el Calendario Juliano, Santa Lucía coincidía
con el solsticio de invierno, el día más corto del año. Relacionado con esta circunstancia
puede estar este refrán poco científico que nuestros abuelos aún repetían el 13
de diciembre:
Por Santa Lucía crece
el día la pata de una gallina.
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