IINFLUENCIA GALLEGA, CONEXIÓN SEVILLANA
José Regueira Ramos
Mi anterior entrada en este blog tuvo tres comentarios
interesantes, a los que contesté pero los duendes informáticos han querido que
solo saliese publicado uno de ellos. Como los temas propuestos por los otros
dos comentaristas me parecen interesantes, los contesto desde aquí. Uno de
ellos pide que en Galicia se respete al
castellano de la misma forma que aquí se respeta el gallego. Supongo que será
un cacabelense o al menos berciano residente en Galicia. Estoy de acuerdo con
él al menos en lo que respecta a la enseñanza, que es donde creo que más se
manifiesta esta imposición del gallego que afecta negativamente a familias no
gallegas y también a muchas nativas. Conozco familias que aún siendo gallegas
no están de acuerdo con la imposición de dar las clases en gallego. Un padre me
ponía el ejemplo de que su hijo no sabe lo que es elevar un número al cubo pero
sí lo que es elevarlo “ó caldeiro”. También conozco profesores, incluso de
Universidad que, pese a ser bilingües, se
sienten incapaces de dar las clases en gallego, sobre todo si son enseñanzas
técnicas. Lo que me extraña es su comentario de que cada vez es peor esta tendencia.
Yo creía que esto se había agravado por la presión del BNG en su época de
coalición con el PSOE y que ahora ese afán de imponer el gallego se había
atenuado.
Otro comenta que los políticos cada vez nos crean más
fronteras. En efecto, los políticos son los que trazan especialmente las
fronteras administrativas, de las que derivan buena parte de las demás. Los
políticos del Trienio Liberal crearon en 1822 la provincia del Bierzo, que
comprendía el Bierzo actual y Valdeorras, con capital en Villafranca. Once años
más tarde, Javier de Burgos trazó la división provincial actual situando a
Valdeorras en la de Orense y al Bierzo en la de León. Obviamente, entre tener
la capital provincial en León o tenerla en Villafranca (o en Ponferrada, que ya
entonces le disputaba la capitalidad) la diferencia para los bercianos es
notable.
La influencia gallega en el Bierzo es algo natural, ya
que a través de las divisiones administrativas se producen fenómenos de
ósmosis, de influencia intercultural. Lo que ya no me parece tan natural es un
fenómeno que, como observador exterior, vengo notando en Cacabelos en las
últimas décadas. Me refiero a las múltiples conexiones con Andalucía y
especialmente con Sevilla, que se manifiesta en diferentes ámbitos.
En el terreno deportivo, recientemente este blog hizo
una semblanza de un portero del Cacabelense de los años cincuenta conocido por
“El Andaluz”. Mi memoria futbolística de la localidad no alcanza esa antigüedad
pero sí la de la época en que tenían un presidente sevillano, Amador y la
figura del equipo era otro sevillano, Berros. Ambos, por cierto, se casaron con
sendas cacabelenses. Debió de ser por esos años cuando el cacabelense Montes
fichó por el Sevilla.
En los últimos años me sorprende la influencia
andaluza y concretamente sevillana en las celebraciones de la Semana Santa,
especialmente en las procesiones. Normalmente solemos venir a la Pascua,
adelantando el desplazamiento al Jueves o Viernes Santo, dejando atrás un
notable número de procesiones en pueblos y ciudades andaluzas. Y al llegar nos
encontramos con un buen puñado de nazarenos o costaleros impecablemente
uniformados y unas procesiones en las que no faltan ni los típicos bailes
andaluces de las imágenes.
Más sorprendente todavía es esa “Feria de Abril”
celebrada este año en el mes de mayo, lo cual no deja de ser doblemente
original. En ella al parecer no faltaron el rebujito y un amplio surtido de
platos y tapas típicos de la Feria de Abril sevillana. Incluido el “pescaíto”
frito, efectivamente típico de Sevilla y de otras ciudades andaluzas sobre todo
costeras. Pero que es una moda implantada en el Sur por gallegos. Lo que es más
sorprendente es que la Feria de Abril sevillana no fue una idea sevillana ni
andaluza sino de un catalán y de un vasco. Aunque, eso sí, la nota festiva es
netamente sevillana. Allí, mucho antes que en Cacabelos, bailan hasta las
imágenes de Semana Santa. Estas singularidades y el capítulo de ferias, fiestas
y mercados cacabelenses creo que merecen un comentario aparte, que prometo para
otro día.
muy grade e interesantes estas conexiones yo por fortuna pienso que la mezcla es buena, yo estoy saliendo con una almeriense y las costumbres andaluzas las puedo asimilar y las bercianas las estoy enseñando
ResponderEliminarEl fenómeno de la feria de abril también se está dando en otros lugares del Bierzo y de España. Creo que lo andaluz gusta y es atractivo, es alegre, no se sienten superiores, trasmiten humor, gente sencilla
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