miércoles, 16 de noviembre de 2022

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CDLXXXVII)

 

Esta foto fue tomada en el puerto de Vigo el día que Antonio embarcaba para ir a Uruguay

LA MAMÁ, LA NIÑA Y EL MOZO

 Por Antonio Esteban

Todo dicho, claro está, en el buen sentido de la palabra. La mamá, por supuesto, era la mamá y la niña, que ya no era tan niña, se había convertido en una mocita bien parecida que atendía al nombre de Mery y que casaría en Alemania. El mozo, un mozo bien plantado, era Toño que había abandonado los placeres del mundo y se había recibido como palotino, orden fundada por Vincenzo Pallotti en 1885,  que usaba traje talar negro con esclavina del mismo color. Toño, con una firme vocación  religiosa y deseoso de colaborar en la difusión de la palabra de Cristo pidió  -y se lo concedieron-   embarcar para Uruguay y en Marzo de 1965,   -57 años atrás-  , con el llanto de su madre velando los ojos y el corazón triste y acongojado cruzó la mar atlántica. Pero Toño, ya en el país sudamericano cambió la esclavina por la corbata y el amor a los palotinos por el amor de una bella uruguaya. Eso lo habían hecho muchos. Ella era una guapa moza, al igual que él, guapo mozo y lo que tenía que suceder, sucedió. Afortunadamente Toño vivía en Uruguay y no en Argentina, país limítrofe y se libró de la muerte en un atentado en el que perdieron la vida cuatro hermanos palotinos. Eso, también, en el buen sentido de la palabra, nos ha privado de tener un santo mártir en los altares de Cacabelos. Claro que, mejor fue así.

Ampliación del protagonista:

 Lo de la muerte de los palotinos no fue un atentado, sino asesinato: entraron de noche, los arrodillaron y les pegaron uno un tiro a cada uno en la nuca, mataron a todos los que esa noche vivían en la Parroquia. No fueron 4 sino 3 sacerdotes y 2 seminaristas, en total cinco.

Podían haber sido 6 porque esa noche un seminarista, al que mataron y otro fueron al cine, pero se quedó  a dormir en casa de sus padres, ya que era de Buenos Aires. Quedó traumado durante mucho tiempo por no morir con los demás compañeros. Uno de los seminaristas era español, había nacido  en Pontevedra y se fue a Buenos Aires con los padres cuando tenía 3 años.

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