viernes, 8 de octubre de 2021

Homenaje de admiración a Miguel de Cervantes

 


Homenaje de admiración al Príncipe de los Ingenios españoles: Miguel de Cervantes Saavedra

 Por Arsenio López Faba

No hay un texto comparable en la literatura universal de las trescientas sesenta y cuatro páginas áureas escritas por don Miguel de Cervantes Saavedra, en la elaboración de la inmortal novela que se puede admira tela obra facsímil de la edición realizada en 1730, en la imprenta de Juan S. Martín, de la calle Montesa, Madrid, de la “Vida, y Hechos del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, y que reconoce la Real Academia Española como valor de referencia lingüística ejemplar. El Marqués de Grimaldi, no dudó en calificar al Quijote de “gloria del Ingenio español y precioso depósito de la propiedad y energía del idioma castellano. El propio don Miguel señala al Quijote como el libro indicado para la enseñanza del castellano. Y ahora escuchemos al loco sublime que frecuentemente razonaba con más cordura que muchos tenidos por discretos.

Primera parte/Capítulo Primero/ De la condición y el ejercicio del Famoso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

“En un lugar de la Mancha (1), de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un Hidalgo de los de lanza…”.

1.     Hasta la edición crítica de Rodríguez Marín, publicada en Navidad en 1916, nadie había impreso esto comienzo entre comillas, como si fuese un verso ajeno al autor de la novela.

El principio de la narración de este drama social conocido por la denominación de Don Quijote de la Mancha es cabalmente un verso del romance antiguo que lleva por título El amante espoleado, escribe don José María Sbarbi en su libro In illo tempore y otras frioleras (Madrid, 1903, pág. 121). Y tiene razón tan docto cervantista. El citado romance comienza así:

Un lancero portugués –recién venido a Castilla,

más valiente que Roldán –y más galán que Macías,

en un lugar de la Mancha –que no le saldrá en su vida

se enamoró muy despacio –de una bella casadilla…

Capítulo XXXIX./ Donde el cautivo cuenta su vida, y sucesos.

“En un lugar de las Montañas de León tuvo principio mi linaje con quien fue más agradecida y liberal la naturaleza que la fortuna, aunque en la estrecheza de aquellos pueblos todavía alcanzaba mi padre fama de rico, y _ _ _ 1 _ _.

1.     Habla Cervantes que el favor y la protección deben buscars siempre en los más poderosos, puesto que, como dice el adagio, “De buena casa, buena brasa”.

Otro refrán dice: “Sirve a señor noble, aunque sea pobre”.

Desde antiguo eran famosas las fábricas milanesas de armas. En la relación del Paso honroso de Suero de Quiñones, paisano de nuestro cautivo, que se celebró reninando Don Juan II (1406-1454), muy culto y aficionado a la literatura, que floreció en su Corte, se lee que el rescate del Capitán del Paso, que era el objeto de la fiesta, estaba concertado en “trescientas lanzas rotas por el asta con hierros de Milán”.



La famosa hazaña del caballero leonés Suero de Quiñones, tuvo lugar en el siglo XV, en el puente del río Órbigo. Esta comarca en tiempos antiguos fue muy frecuentada por los peregrinos que iban a Santiago; por lo tanto, fue escogida, el 10 de julio de 1434, como lugar del celebrado paso honroso, en el Suero de Quiñones, quince días antes de la fiesta de es apóstol, desafió durante treinta días a todos cuantos pasaban el puente del río Órbigo, que divide el pueblo en dos; se corrieron setecientas veintisiete carreras.

Estos singulares combates, solo por el honor, y el despliegue consiguiente de valor y fuerza personales, están perfectamente de acuerdo con los sentimientos más hondos de todos los españoles, que piensan que España es el país mejor del mundo, su pueblo nativo el mejor de todos los pueblos y cada uno de ellos el mejor hombre de todos los que lo habitan. Los españoles se imaginan que para ser algo grande es necesario haber nacido español, de suerte qu cuando traten con algún extranjero, eso llega hasta la arrogancia, alaban siempre su provincia, su pueblo, su nombre y su nobleza, según indica el insigne cronistas Richard Ford, autor del libro “Las cosas de España”.

Richard Ford nación en Londres y se graduó en derecho en la universidad de Oxford. Fue viajero infatigable, observador curioso y agudísimo, apasionado por todo lo que se refiere a España: “Rerum Hispaniae Indagator Acerrimus” es la frase lapidaria de su tumba en Heavitree, cerca de Exeter, en el condado de Devonshire, donde murió en 1858. En el otoño de 1830 viene a España con su mujer y sus tres hijos, buscando un clima más favorable para la salud de su esposa. Desembarcan en Cádiz, y siguen hasta Sevilla. Los primeros meses de su estancia en Sevilla los dedica a aprender el español y emplea largas horas a la lectura; se impuso la obligación de leer diariamente en voz altas unas páginas del Quijote. Los libros, la música y el dibujo son sus grandes aficiones.

 

Richard Ford (1796-1858)

En abril de 1831 comienza a viajar por los caminos de España, que cruzará ampliamente en todas direcciones. En Madrid pasa hora en el Museo del Prado admirando los cuadros de Velázquez. En el verano de 1832 visita el noreste de la Península y es entonces cuando pasa por las tierras leonesas camino de Galicia.

A su regreso a Inglaterra se instalará en una casa de campo, cerca de Exeter, que decora al estilo español con jardines parecidos a los del Generalife. Fue tal el interés que se tomó por nuestro país, y tantas las lecturas que hizo sobre arte y literatura española, que en la gran cantidad de notas y observaciones que recogió, pudo escribir uno de los más famosos libros de viajes por España, difundido por todas partes.

El hispanista Gerald Bremen decía de Richard Ford que la pasión y el entusiasmo que sentía por las cosas de España, le permitieron tener una visión profunda del país, así como apreciar las grandes diferencias existentes entre sus regiones, y el aspecto humano y universal de los españoles. A ello contribuyó sin duda su actitud abierta y exenta de perjuicios.

Finalmente, y en conclusión, Miguel de Cervantes Saavedra es, llanamente, el más grande novelista español y uno de los mejores escritores universales de todos los tiempos. Su magisterio literario ha sido vitoreado por la inmensa mayoría de los novelistas posteriores y el influjo alcanzado por Don Quijote de la Mancha no conoce fronteras geográficas, culturales ni lingüísticas.

Nuestro primer autor, el Príncipe de los ingenios españoles, como le denominaron sus contemporáneos, falleció el día 23 de abril de 1616, a los sesenta y ocho años, y tenía por todo patrimonio la gloria de haber escrito una obra “asombro de propios y extraños en los siglos presentes y venideros”.

La única verdad absoluta en Cervantes es el Quijote:

Nuestro mayor legado literario e insuperable aportación de España a la cultura occidental.

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