Un Campo del Agua nevado en 1985. Fotografía de Isidro Canóniga |
LUGARES
EMBLEMÁTICOS DE NUESTRO PUEBLO Y ALREDEDORES
8.
Campo del Agua
Por
Pepe Couceiro
Desde que a una edad temprana contemplé la memorable
película Horizontes Perdidos (Frank Capra, 1937), me imaginaba adentrándome
en algún inhóspito e inaccesible lugar de la cordillera del Himalaya en busca de la mítica ciudad de
Shangri-La. Con esa experiencia
cinematográfica, uno de mis muchos anhelos en ese periodo de mi vida era llegar
a pasearme algún día por las calles de esa mágica urbe en la que reinaba la
felicidad de forma permanente por el estado de paz interior de la gente que la
habitaba. Como aquel territorio montañoso se encontraba a miles de kilómetros me
conformaba con encontrar un mágico portal dimensional en las estribaciones de
la Sierra de los Ancares que me
pudiera trasladar, en cualquier momento de nuestras incesantes exploraciones
montañeras, a tal ansiado lugar. Cuando ya siendo adolescente llegué por
primera vez a una pequeña aldea de los Ancares leoneses conocida como Campo del Agua (término de Villafranca
del Bierzo), rememoré aquellos sueños y supe al instante que si había algún
lugar donde podría toparme con aquella fascinante Shangri-La, solo podría ser en este bello enclave.
En aquel paisaje nevado de 1985 todavía se
podía observar resquicios de vida invernal a tenor de la ausencia de nieve
sobre la techumbre de una de sus pallozas, concretamente la que se halla entre
dos árboles a la izquierda de la fotografía, resultado del calor generado en su
interior por el fuego o por los animales que compartían el mismo espacio que
sus dueños.
En los cálidos días
del verano podíamos deleitarnos contemplando la armonía del conjunto, con las pallozas luciendo en toda su
magnificencia sobre uno de los pocos puntos habitados a esa altitud en la Sierra de Los Ancares.
Campo
del Agua en verano de 1985
En los inviernos, si la nieve no llegaba a la
aldea, siempre podrías disfrutarla visualizándola en los alrededores, en los
que algunos de sus picos alcanzan los 2.000 metros de altitud.
Camino por encima de Campo del Agua que
conduce a Porcarizas en una toma invernal de 2019
Siguiendo el camino que sube por encima de Campo del Agua existe una senda, apenas
perceptible, que nos lleva a la Fuente de
los Cardos, ya cercana al valle de Porcarizas.
Se trata de un trayecto apenas transitado en el que podemos encontrarnos con
ciervos, jabalíes y osos, entre otros animales salvajes. En agosto de 2019 emprendimos
ese recorrido y, a pesar de una caminata de más de tres horas, la aventura mereció
la pena porque nos topamos con un ciervo que logramos fotografiar y
presenciamos, en uno de los charcos de los recodos del camino, la huella de un oso
(ver fotografías). Tanto esta como otras espectaculares rutas podéis
encontrarlas si instaláis en vuestros dispositivos móviles la aplicación Wikiloc.
Una
de las imponentes rocas caballeras,
características de Campo del Agua y
su entorno, con las que nos encontraremos en la ruta hacia la fuente de Los Cardos
El ciervo, dentro del círculo, instantes
después de nuestro inesperado encuentro con él y de su despavorida huida hacia
el valle
Una huella de oso, señalada en el círculo, en
las proximidades de Campo del Agua, siguiendo
la senda que conduce a la fuente de Los
Cardos
La fuente de Los Cardos, casi al final de nuestro objetivo de retomar la pista
ancha,
a medio camino entre Campo del Agua y Porcarizas
a medio camino entre Campo del Agua y Porcarizas
En la actualidad también podemos recrearnos con
la observación de caballos en plena libertad durante todo el año como parte
integrante de la fauna de Campo del Agua.
La belleza de los caballos en libertad ayuda a
mantener el atractivo de este singular enclave hoy día
A mediados del siglo pasado la aldea inició un
rápido crecimiento, creándose los dos barrios a pocos metros por debajo de Campo del Agua: Las Valiñas y El Regueiral.
El barrio de Las Valiñas entre los claroscuros
que las sombras de las nubes proyectan sobre el suelo en diciembre de 2019
Palloza y hórreo conservando todavía su pureza
en el barrio
de El Regueiral, allá
por el año 1985
A una altitud de unos 1.300 metros, los pastos
de Campo del Agua siguen alimentando
el ganado que los vecinos del poblado del valle Aira da Pedra, trasladan nada más finalizar el invierno.
Las fotografías que tuve la fortuna de capturar
en 1985 y 1987 muestran cómo lucían aquellas ingeniosas y eficientes construcciones
que compatibilizaban la vida de sus gentes con los animales en su interior.
Detalle de algunas de las pallozas en 1987
Desgraciadamente, un incendio acaecido en 1989
redujo a cenizas la techumbre de buena parte de las pallozas con lo que se
cerraba un largo ciclo de esplendor a partir del cual nada volvería a ser lo
mismo. La armonía y la magia presente durante décadas desapareció en minutos dando
paso a una actividad de compra venta incompatible con los sentimientos con los
que las primeras gentes impregnaron un territorio tan respetado.
Las pallozas a la entrada de Campo del Agua todavía conservando
su
techo de paja de centeno en 1998
El deterioro de sus techos se hace evidente al no ser reemplazados regularmente
Las dos pallozas anteriores en la actualidad. En
la de la izquierda solo quedan sus cimientos y en la de la derecha únicamente se
alza su estructura de madera, la que hemos utilizado de primer plano en la
fotografía nocturna
La escasa contaminación lumínica del
emplazamiento anima
a realizar fotografías diferentes
A pesar de lo ocurrido, este maravilloso
espacio sigue manteniendo su inefable atractivo. Si deseamos comprender la
razón por la que nos sigue fascinando deberíamos indagar en la perfecta armonía
entre sus construcciones originarias y el majestuoso entorno que parece rozar
el cielo en algunos de sus puntos. En su evolución participaron personas comprometidas
que durante décadas representaron dignamente un complicado papel de
supervivencia diaria en este sublime escenario conocido como Campo del Agua.
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