Esta vez “la agraciada” fue la librería Valín. Durante la
noche del sábado al domingo recibió la visita de un ladrón que forzó la puerta
trasera de la vivienda para entrar en el establecimiento. Apenas se pudo llevar
dinero – el destinado al cambio de la caja registradora- y algún pequeño
utensilio de escritura, pero causó destrozos que si lo valen.
El caco, muy respetuoso con la cultura, los libros ni los
tocó.
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