Un año más se ha cumplido la tradición de “robar” tiestos y
depositarlos a los pies del vendimiador durante la noche de San Juan.
Cada año disminuye el número de jóvenes “ladrones” que durante
estas breves horas de oscuridad recorren las calles en busca de balcones o
ventanas con algún tiesto. Generalmente
son pocos ya los que, previendo el hurto, no son retirados por sus dueños la
tarde anterior, pero siempre alguno queda olvidado.
Íker, Lucía e Izan consiguieron el primer trofeo de la noche. Con ellos ya tenemos semilla para continuar la tradición |
En décadas lejanas del siglo pasado se depositaban en dos
filas que partían del atrio de la Parroquia hacia la Plaza Mayor. La costumbre
mudó y ahora es el vendimiador el ángel custodio de las vasijas hasta que son
recogidas por sus dueños.
Durante esta misma noche –de esto hace mucho tiempo- los
novios solían depositar un regalo en la ventana o balcón de su amada, regalo
que en algunas ocasiones era cambiado por otra sorpresa por los amigos del
romeo de turno.
Últimamente son niños los que consiguen hacerse con alguna
pieza gracias al apoyo de padres comprometidos con las tradiciones de
Cacabelos.
Guillermo y Diego se presentaron con una buena recolección. |
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