SEÑOR CON CARRO DE LA BASURA Y BURRA (O BURRO)
Por Antonio Esteban González
Observen las orejas de la burra, una burra, quizás,
descendiente directa de la burra de Balaam que, según la Biblia, sabía hablar.
Observen -decía- las
orejas de la burra: están alerta. Una izada y, la otra, a media asta, como si
tratase de asimilar las instrucciones de Kiko, el “Curioso” para inmortalizarla
en una foto.
Atento, también, estaba José González Caño, hermano de
Manolo, más conocido por el sobrenombre de el “Vivo”, que mira a la cámara, un
sí es no es, entre socarrón y divertido, sabiendo que la foto se convertiría en
una foto histórica ya que, pocas veces, -o ninguna- alguien fotografiaría el carro de la basura,
a la burra -o burro- que arrastraba el
carro y a él mismo, para que futuras generaciones supieran que la villa de
Cacabelos era una villa limpia y sin malos olores.
Y acudo, como en otras ocasiones, a mis recuerdos: una
mañana -antes del alba sería- yo circulaba
en mi “Seat 850”, camino de Lugo, lentamente, ya que, delante de mí, con paso
cansino, cachazudo y sin prisa, iba el carro de la basura.
En la trasera del carro vi una leyenda, escrita o, malamente
dibujada, que decía: CARRO DE LA BASURA DE CACA y, debajo, en otra línea,
BELOS.
Entendí que era el carro que recogía la basura, aunque, no,
la basura o excrementos llamados “caca”, ya que la “caca”, seguramente, sería
recogida en otros lugares.
Hoy, aún ignoro si a José le faltó espacio para escribir, en
un mismo renglón, la palabra CACABELOS o, si, rizando el rizo, Caño quiso hacer
un chiste. Queda la incógnita de saber cuál de las dos suposiciones es la
cierta. Tampoco importa porque, a veces, la Historia se escribe así.
Esta semana presentamos una foto de un tiempo pasado cuando
Cacabelos tenía su propio carro de la basura con su burra -o burro- y el dueño de ambos -de carro y burra o
burro— José González Caño.
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