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La carroza fúnebre con la sardina y los dos celebrantes |
Este año el entierro de la
sardina no supondrá decir adiós a los carnavales, aún falta celebrar el desfile.
A causa de la lluvia hubo de suspenderse ayer martes de carnaval y se ha postergado
hasta el próximo sábado o, si el mal tiempo insiste en fastidiar al personal, se
hará el domingo 28 de febrero.
El entierro de la sardina se
celebró esta tarde-noche sin temor a la amenaza de lluvia. La carroza fúnebre
partió desde el Ayuntamiento acompañada por desconsoladas viudas y caballeros enlutados.
El oficiante y su acólito no dejaron de difundir preces por el alma del pescado durante el
recorrido por las ensombrecidas calles
cacabelenses.
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El negro de luto riguroso y el rojo pasión combinaron en la noche cacabelense |
Llegado el momento trascendental
de decir adiós a la sardina arrojándola a las frías y, hoy también, turbulentas
aguas del Cúa, ésta al parecer opuso fuerte resistencia a pesar de constar estar
muerta en el certificado de defunción. Una
historia que intenta explicar el retraso en ser vista desde el puente por los
numerosos espectadores envuelta en
llamas y flotando hacia Villadepalos.
Del cansancio del recorrido, del
susto y de la pena (las penas con pan son
menos penas, ya se sabe) se repusieron los afligidos cacabelenses comiendo
sardinas asadas y bebiendo mencía en la Plaza Mayor.
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Íker, comienza la leyenda |
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Mª José puso glamour a la noche |
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El llanto brotaba sin freno en algunos momentos del entierro |
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Pepe controlando el punto de asado de las sardinas |
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Gele mereció ser el primero en ser servido |
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