HÁBLAME DEL MAR, MARINERO…
Por Antonio Esteban González
Recordaba, al comenzar a escribir este pie de foto, una
poética canción de Marisol -Pepa Flores,
como le gusta que la llamen- que dice, si mal no recuerdo:
“Háblame del mar, marinero…”
“Háblame del mar, háblame…
“Dime si es verdad lo que dicen de él…”
Y se preguntarán mis lectores qué tiene que ver esta hermosa
canción con Manuel Tormaledo, el hombre de la foto. Pues tiene que ver, mucho y
nada. Me explico: cuando me dieron -hace
meses- la foto y me dijeron el nombre
del señor del bigote, yo, inmediatamente, cambié la palabra “marinero” por
“Tormaledo” y tarareé, por lo bajo:
“Háblame del mar, Tormaledo…”
“Dime si es verdad lo que dicen de ti…”
Porque, sinceramente
-lo confieso- no sabía que entre
Manolo Tormaledo y el mar había una trágica relación que desvelo ahora.
Manuel Tormaledo -por
lo que me han contado- era de
Villafranca -otros lo nacen en
Quilós- y, sino de familia noble, sí, al
menos de familia importante.
Sus padres habían levantado el edificio del “Hotel
Miralrío”, aunque nuestro protagonista no tuvo nada que ver con el negocio de
la hostelería. Tormaledo se dedicaba a la exportación de castañas a América y
el negocio -hablando ahora del mar- iba viento en popa hasta que alguno de los
barcos que navegaban hacia el otro continente, naufragaron y Tormaledo vio como
el negocio que había levantado se hundía en aguas del Atlántico y se arruinó.
De ahí su trágica relación con el mar
viene y el título esta semana. No quise
cambiar “Háblame del mar, marinero…” por “Háblame del mar, Tormaledo…” entre
otras cosas porque quiero que la foto y el pie que ustedes leen sea un homenaje
a un hombre al que el mar -o la mar- se tragó sus esfuerzos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario