Los disfraces de estos días han dado paso al luto más
riguroso para enterrar a la sardina. Comienza la Cuaresma y el Carnaval se
despide. Vendrán días de ayuno y abstinencia en los que las sardinas deberán ser
nuestro básico sustento. Ironiza el pueblo y entierra el único alimento(¡toma ya!, un pareado).
Viudas desconsoladas de todas las edades, huérfanos
desamparados, elegantes caballeros de capa y bombín... recorrieron las calles
de Cacabelos. Los gritos desgarradores de dolor y los estruendosos gemidos de
amargura emitidos por la multitud apenas dejaban oír las oraciones fúnebres de
los dos acólitos sentados en el portante de la carroza.
Con la oscuridad de la noche como aliada se lanzó al pez
a las frías aguas para que desapareciera y con él todos los malos tiempos que
estamos padeciendo.
Y para cumplir bien el refrán, las penas con pan son menos
penas, todos los afligidos y lúgubres enterradores pasaron por la Plaza Mayor
para reponerse con sardinas asadas y con unos tragos de vino de nuestro pueblo.
jijijiji que mona la niña de viuda, joer carlos que envidia me dan las fotos
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