miércoles, 23 de noviembre de 2011

Desaparece un entrañable rincón de Cacabelos


Dentro de unas semanas veremos caer bajo los golpes de las piquetas el grupo de casas vecinas al ábside románico de la iglesia de la Plaza. Ya hace unos años que  amenazabann ruina y se habían convertido en un serio peligro para la seguridad de los viandantes. El Ayuntamiento tuvo que instalar vallas protectoras para impedir el paso por la zona.
Desaparecerán las dos más deterioradas e incluso la que ocupa la carnicería El Vasco. Las tres pasarán a mejor vida para dar paso a un nuevo bloque de viviendas y bajos comerciales.
En el título de esta entrada incluyo la adjetivo "entrañable" y seguro que habrá quien lo rechace por inapropiado. Estoy plenamente de acuerdo. Actualmente su aspecto no es nada romántico y si llama la atención, es precisamente por su aspecto abandonado. Pero en otro época gozó de plena actividad.
Si retrocediésemos unas décadas volveríamos a ver el comercio de ultramarinos de Vitín, haciendo esquina entre la calle Santa María y la calle del Puente Nuevo. Un comercio que despedía olor a bacalao y a galletas. Vitín, Víctor Rodríguez, sentado tras el largo mostrador dirigía y daba órdenes a su mujer; Manuela. Él daba conversación a los clientes usando su gracia habitual y ella despachaba sin apenas participar en la charla. En el piso de arriba tenían la vivienda donde criaron a sus cuatro hijos.
En el  siguiente bajo comercial  tenía una carnicería Pepe, carnicería Pepe(a la hora de buscar nombres para los establecimientos desde luego no se rompían la cabeza). Pepe era un “hombrón”, un pequeño gigante para la época. Entre él y un ayudante traían una ternera muerta colgada de una pértiga de madera desde el matadero, a pie por supuesto. Era tan grande físicamente como buena persona.
Recuerdo el primer piso habitado por una familia, la del Americano. El padre, camarero del Casino, falleció y en su vivienda se hizo el velatorio, como era lo habitual entonces. Tenía un hijo que heredó el apodo y  añadió otro particular, Funi. Hace años que no tengo noticias suyas. E el otro piso vivió la familia de Pepe el Sillero. Sus padres y los tres hermanos.
Y la última era la casa de Domingo, Choman. Vivía con sus padres y un hermano que era veterinario. Domingo murió joven, atropellado por un camión frente al lugar donde está la estatua del Vendimiador.A pesar de su juventud ya se había convertido en un un personaje popular de Cacabelos. Merecería una entrada exclusiva para él.
Ahora, al desaparecer también estas casas, aún será más difícil conservar y trasmitir los recuerdos que se cobijaban en ellas.

4 comentarios :

  1. Es entrañable esta historia y lo que puede trasmitir una casa , sin duda un rincon de cacabelos se pierde, me quedo sorprendido con lo de la carniceria del Vasco..a donde la trasladara

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  2. Me parece una pena. ¿No hay alternativa para la rehabilitación de esas casas? Los nuevos edificios no van a respetar la arquitectura tradicional.

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  3. Vamos perdiendo poco a poco nuestra arquitectura popular por un progreso malentendido y uniformizador...
    Era un de los rincones más singulares del pueblo y también reflejo del abandono de nuestras raices...

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  4. Pues me parece lógico que esas casas sean derribadas por el estado en el que han llegado a estar. Lo que me parece imperdonable es que se aproveche el espacio para hacer viviendas cuando podría dejarse exento ese lado de la iglesia y sería mucho más atractiva vista para la gente que baja por la calle Santa María. Algo del estilo del pequeño parque que hay junto a la ermita de San Roque me parece mucho más apropiado.

    ¡Salud!

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