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La fachada actual con adornos navideños
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El pasado verano fue el primer paso para la apertura. Tras
varios años de obras se inauguraba la terraza de verano y semanas después lo
hacía el restaurante con gran éxito ambos. Solo hay que recordar las imágenes
del gran ambiente vivido durante las tardes y noches de agosto y septiembre con
centenares de clientes disfrutando del frescor de los jardines. Y ya en estos
meses últimos, tras su apertura, el éxito de sus fogones avalado por la demanda
de reservas y las elogiosas críticas gastronómicas.
Pero hoy es un día especial. Sin lugar a dudas lo es para Mónica
y Román que verán hecho realidad el sueño proyectado hace unos años. Pero de
alguna forma también lo es para los muchos cacabelenses que recordaban con
nostalgia aquel singular hotel Miralrío bajo la dirección de don Ángel que se
adelantaba a los tiempos con su plan para la hostelería de los años cincuenta
del siglo pasado.
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Desde la galería principal se observa la playa fluvial
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El Miralrío de hoy conserva la personalidad de sus fachadas,
algunas zonas del inmueble, la espectacular galería principal, la escalera
interior, los balcones y antiguas paredes de piedra. El resto es nuevo tras el
vaciado del interior para lograr un nuevo y moderno concepto de hotelería tras
cuatro años de trabajo. Se compone de 12 habitaciones, con balcones o galería, vistas
al río y al puente, restaurante, comedor, sala de desayunos y una terraza a la
que los huéspedes tendrán acceso.
Afortunadamente los nuevos clientes podrán disfrutar de las
mismas vistas que los anteriores: el puente, la playa fluvial, “la carretera”…
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La magnífica escalera interior se ha respetado
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Las habitaciones traseras dan a la zona ajardinada
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Tres habitaciones comparten galería o se puede individualizar
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El puente desde una habitación lateral
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Espaciosas y acogedoras habitaciones
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Otra mirada desde la galería principal: Avenida de Galicia o "la carretera".
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Precioso mucha suerte
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