Por Arsenio López Faba
El empresario Adriano Morán presentaba sus películas en el cine Litán de Cacabelos, una vez estrenadas en su magnífica sala del cine Morán de Ponferrada.
El genio del cine Charles Chaplin, nacido en Londres el 16 de abril de 1889, se encuentra entre las más grandes personalidades del mundo, y los títulos que le dan derecho a la fama son iguales a las de quienes pueden situarse entre los más ilustres, pues en sus películas el argumento está escrito por míster Chaplin. Y la música también está compuesta por él, y él es quien la dirige. Y ser, además, actor es una contribución adicional y así mismo de primera clase con la ambición de conmover y divertir a las multitudes, mostrarles las alegrías y las tristezas de la vida, retrata el temor de amor perdido, la piedad para las tribulaciones inmerecidas, con el deber de enmendar lo que está equivocado, con un espíritu de paz, esperanza y fraternidad.
Charles Chaplin simboliza la pasión por el cine y es el mejor reflejo de toda una época, que vio nacer este maravilloso medio de expresión, que hace las delicias de grandes y pequeños. Es el artista escénico más grande de nuestros tiempos, la figura humana más familiar del mundo, que apareció por primera vez en la pantalla a principios del año 1914, como el pequeño gran maestro de la comedia.
“El Chico”, un largometraje en dos rollos, es una comedia auténtica considerada como una obra maestra de la pantalla: Una mujer sale de la maternidad con su hijito. Desde que ha tenido el niño sin estar casada, cree que no será capaz de ocuparse de él como es debido. Por eso deja el bebé en una lujosa limusina, cosiendo previamente una nota en la ropa del bebé. La nota pide al hacendado dueño del coche que se ocupe de él. Sin embargo, unos ladrones se apoderan del coche sin advertir el bulto que se halla en el sillón posterior. Lo descubren y lo abandonan.
Llega Charlot y encuentra al bebé. Después de algunas peripecias, encuentra la nota y decide adoptar el mismo al abandonado bebé, mientras regresa la madre arrepentida a por el bebé descubriendo el robo.
Pasan cinco años y el chico se ha convertido en ayudante de
Charlot: romper cristales de ventanas para posteriormente ser reparadas por
Charlot que ejerce de vidriero ambulante. Mientras la madre se ha convertido en
una cantante famosa que ayuda a los más necesitados. Por casualidad interviene
en una pelea en la que se ha metido el chico. Apremia a Charlot a pedir un
médico para el chico pensando que es su padre. Aparece la nota cosida cinco
años antes.
Charlot consigue liberar al chico que se llevaban en un furgón y huyen los dos. El doctor enseña
la nota a la madre y ésta ofrece recompensa a quien devuelva a su hijo. El
dueño de una pensión donde se han refugiado los identifica y rapta al niño
mientras Charlot duerme. El hombre lo entrega a la policía y ésta a su madre.
Mientras Charlot lo busca desesperadamente y, agotado, se duerme soñando en lo
que podría ser el cielo. Despertado por un policía es llevado al hogar de la
madre del chico, donde es acogido con los brazos abierto.
El Chico ha sido considerado como un clásico y hubiese ganado muchos premios si éstos hubiesen sido –hablamos de 1920- entonces tan abundantes como ahora.
El impacto cultural de esta magnífica película fue tan importante que un grupo de amigos pusieron a un vecino muy querido de nuestra admirable villa de Cacabelos, el sobrenombre de Charlot, como calificativo añadido a su propio nombre, al igual que al de su mujer, Sra. De Charlot, y al de sus propios hijos. Esta distinción honorífica es el único caso conocido en todo el Bierzo y provincia de León.
¡Qué grato recuerdo a ambos Charlot!
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