UN ÁRBOL Y CUATRO MOZAS
Por Antonio Esteban
En realidad, el árbol tiene su importancia. Yo creo que es un adorno más en la foto y, en aquel momento sirvió para que las cuatro mozas aprovechasen para inmortalizarse.
El lugar es indiferente y también lo es el día. Tal vez era un día de fiesta: la Virgen de las Nieves -nieves en agosto- en Sorribas o, quizás en Arborbuena. O en Quilós. Ellas sabrán porque seguramente aguardaban el comienzo de la fiesta para bailar con el mozo de sus sueños que, a lo mejor, después, no era el mozo que ellas soñaban.
Eran cuatro. Dos y dos. Casi siempre en las fiestas ellas iban de dos en dos ya que los mozos también solían ir de dos en dos y las invitaban a bailar.
Arriba, Milagros de Sorribas parecía empujar el árbol y Mary Celi, su prima, lo aguantaba o parece que lo aguantaba. Y, abajo, Elita, que casaría con Pepe Quiroga y Lilo Luna que inicia una sonrisa mirando a la cámara.
Una fotografía que nos acerca, una vez más, como otras muchas, a un ayer que no volverá.
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