jueves, 27 de diciembre de 2018

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CCCXXXIV)




UN BANCO, UN JARDÍN Y LAS MISMAS MOZAS DE SIEMPRE

Por Antonio Esteban

Las mismas mozas, sí, a las que hay que añadir a Gelines, la “Corina”, a la izquierda del grupo, con gabardina y lacitos blancos en el pelo que, a buen seguro, había colocado, amorosamente, aquella mañana, Dulcinia, su madre.

También las mamás de las otras niñas habían colocado lacitos en el pelo e sus hijas. Era la moda y a todas las mamás del mundo les gustaba que sus hijos /hijas fueran a la moda. Hoy, sin embargo, son los hijos/hijas quienes imponen la moda, su propia moda, a veces en contra de la voluntad de las mamás.

También el banco es protagonista de nuestra historia, una historia que estamos contando, semana a semana. Es el mismo banco en el que siguen sentándose las hijas de aquellas mamás de entonces y el jardín es el mismo jardín en el que los magnolios comenzaban a despuntar y aún no eran habitados por los cuclillos que desgranan hoy su monótono cu-cucú cu- cucú.

Ellas son las mismas mozas de otras fotografías que se dejaban fotografiar -valga la redundancia-  por Quico o por Isidro, cronistas de la vida local que, igualmente, fotografiaban a las chicas en el jardín, que subidas a las bolas -¡qué horrible palabra…¡-   construidas por José Quiroga.

Esas mozas eran Marujina, la hija de don Camilo, Nice Cela que nos cedió la foto y Mary Carmen, la de Indalecio, arriba, y Milagritos que fue mi bailadora un día de Pascua y que era sobrina de don Andrés, el Valenciano, Ana Mary Bastida y Marisa Palacios.

O sea, más o menos, todo igual a hoy: banco, magnolios y mozas.

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