miércoles, 28 de marzo de 2018

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CCCIX)





UN DIA DE SAN ROQUE

 Por Antonio Esteban González

A Francisco, el “Bufa”, como a todo hijo de vecino   -y, esta frase, todo hijo de vecino, es frase hecha que solemos emplear los escritores con pocos recursos, a causa de la edad-  a Francisco, el “Bufa”, iba diciendo, le gustaban las fiestas  entrañables de barrio, como podía ser el San Roque, en Agosto, y lo celebraba con sus amigos degustando una de aquellas cervezas enfriadas en artesas de madera con barras enormes de hielo envueltas en sacos de arpillera y suministradas por Peña o por Lago, de Ponferrada. 

En esta foto, de hace más de medio siglo, Francisco estaba en grata compañía de amigos como era Agustín, el “Castillo, que tiene sobre sus rodillas a José Luis, su nieto, Tilde, hija de Agustín con Carlos su hijo y Bernardo, marido de Tilde que mira con arrobo, como no podía ser por menos, a su hija Marga que era una niña adorable.

Esta, como otras fotos por el estilo, es una foto, cuando menos, curiosa porque  -valga la redundancia-  hay cosas en ella que son curiosas o nos producen curiosidad: mesas y sillas de madera que han desaparecido de los bares, cambiadas por muebles de IKEA o los tercios  -había tercios y quintos- de cervezas ya que, en aquellos entonces, no se pedían botellines y no existían las cañas. Antes se decía: “Ponme un tercio”  que era un  botellín  grande  o “Ponme un quinto  que era un botellín pequeño. Todo dependía de la sed de cada uno y El “Bufa”, aquel día de San Roque  -y Bernardo, el “Danza”-  habían pedido, cada uno, un tercio y mientras Francisco lo bebía a gollete  -a morro-  Bernardo lo hacía por el vaso.

Otra fotografía más que llena de nostalgia el corazón y, seguramente, traerá gratos recuerdos a todos, de un ayer que ya es niebla en el pasado.

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