SIETE MOZOS SIN MOZA
Por Antonio Esteban González
… al menos aquí, en la foto, siete mozos sin moza.
Posiblemente la buscaban o, quizás, ya se hubiesen apalabrado con alguna y se
encontrarían con ellas en “Las Nieves” de Sorribas o en el “San Bernardo” de
Carracedo o en “La Soledad de Camponaraya que eran fiestas propicias para el primer beso.
Eran mozos en una
fiesta cualquieras. Seguramente en una fiesta que se celebraba cuando los soles
de membrillo habían madurado ya las uvas.
Iban perfectamente trajeados y como decía una canción de
siempre -un himno de siempre- tenían “la
mirada clara y limpia” y ese himno hubiera servido para poner título a este pie
de foto: ”MOZOS DE MIRADA CLARA Y LIMPIA”, pero ¡vayan
ustedes a saber si detrás de esas miradas claras y limpias no se ocultaba ya la
picardía de la juventud recién estrenada…¡.
La foto es de Kiko, el “Curioso”, uno de esos fotógrafos que
han escrito la historia gráfica de nuestra villa, junto con Canóniga y Cipriano
y a quienes se les debe un homenaje, como dicen ahora, constitucional.
Y, en la foto, perfectamente encuadrada, vemos a Roberto,
que, siempre, será Roberto, el de “las motos”; a Pedrito, el de Maxi, con una
elegante chaqueta a cuadros; a Santiago “Ganduxo”, cuya casa, en Cimadevilla,
ardió; a Quino, que ya pensaba más en el fútbol que en cualquier otra cosa y ,
abajo, Tino, el peluquero, obviamente
muy bien peinado; Víctor, el de
Anastasio que aparece a punto de entonar aquella canción que dice: “Al otro
lado del río tiene mi padre una viña, ni la poda ni la cava, vendimiar, si la
vendimia” y a Vallano, con su mirada nostálgica.
Siete mozos que
buscaban moza. Y la encontraron.
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