David buscando el tono ideal para la mezcla |
Ha vuelto. Y no es la primera que vez que regresa a Cacabelos
después de haber participado en uno de los cursos de pintura de paisaje
dirigidos por Macarena Ruiz Gómez, profesora de la de pintura de la Facultad de
Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid.
Estos días, pertrechado de su caballete, paleta y caja de
pinturas, apura el tiempo para plasmar en sus lienzos diversos lugares de
nuestro pueblo.
Es David do Nascimento –hijo de padre brasileño y madre
alemana- un joven pintor madrileño para quien Cacabelos, como el mismo
manifiesta, es un símbolo en su carrera artística.
-Para mí Cacabelos fue
una iniciación. Estudiaba en Madrid en la Facultad y pintaba en estudio, nunca
lo había hecho en el exterior. Cuando supe que me habían admitido en el curso
de paisaje comencé a practicar, pero donde verdaderamente comencé a pintar
paisaje en directo fue aquí.
Charlo con David en
un lugar recóndito de las Angustias. Mientras extrae de los tubos óleos de
diferentes colores que mezcla minuciosamente con ayuda de una pequeña espátula.
Se extiende en explicarme las
dificultades que supone pintar al aire
libre: cambios de luz, la posición del sol, incluso las condiciones
meteorológicas pueden afectar al estado
de las propias pinturas. Y concluyó sonriendo:
-Para pintar en el
campo hay que estar preparado para cualquier cosa.
Al fin abandona la espátula y toma un pincel impregnado con
la mezcla que desliza sobre el cielo. Es el cielo bajo el que está Castro
Ventosa con las laderas cubiertas de viñas y ya muy definidas en el lienzo.
Castro Ventosa al fondo y Castro Ventosa en el lienzo de David |
-Ahora estoy con el
Castro, seguiré con el Castrillón y otros lugares de Cacabelos. Cuando estuve
haciendo el curso pinté por primera vez un rincón de la zona de las Angustias.
Cada vez me gusta más Cacabelos. Llegué
con muchas ganas de pintar y estoy pintando mucho.
Ante mi curiosidad por conocer los motivos de su afecto
hacia Cacabelos me cuenta que, como si hubiese sido una premonición, llegó sin
conocer a nadie una semana antes de empezar el curso dirigido por Macarena.
-Al primero que conocí
fue a Antonio Puerto (Toño el pardal) que se acercó a mí mientras pintaba en San Roque. Hablamos
y empezamos la amistad. Después fui conociendo más gente, todos fueron muy
amables.
-¿Y con Mundo (Mundo Guerrero)? Le hago la pregunta porque
sé que se aloja en su casa y que Mundo le ha tomado mucho afecto.
-Fui un día a su
taller para que me hiciese los marcos de los cuadros que pinté aquí y no me
quiso cobrar. Fue el principio de la amistad que ahora tenemos.
Mientras cambia el tono de una parte del cielo, le animo a
regresar a Cacabelos en otoño.
-Te impresionará el viñedo. Comprobarás el cambio brutal de
colores. El otoño es un lujo en el Bierzo.
-Yo también ha
cambiado mi forma de pintar. Tendré que volver.
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