Foto tomada el puento con las casas del parque y el antiguo transformardor |
CARTA A TOÑIN, EL FACTOR
Por Antonio Esteban González
Querido Toñín: Sé que en ese
lugar lejano y misterioso en donde te encuentras ahora, vas a leer estas
líneas.
Yo necesitaba hacerlo para
pedirte disculpas. Sí. Disculpas. Verás: tenía preparadas esas disculpas para
colocarlas bajo la foto de esta semana en la que estás con Manolín, el “Corino”
y que te “robé” cuando la colocaste en una red social.
También quiero pedirte
disculpas -ya ves qué cosa más torpe,
pedirte disculpas ahora- por no haber
aceptado, el sábado, compartir una copa contigo, en la comida que organizó
Ricardo. Querías agradecerme la caricatura que te hice. Te la debía desde los tiempos lejanos de Lugo cuando yo dibujaba para EL
PROGRESO, el periódico, y hacía viñetas para la
Televisión y tú trabajabas en el Banco. En varias ocasiones me dirigí a
ti pidiéndote un trofeo para un campeonato de Fútbol-Sala y nunca me lo
negaste. Es más, no me pediste, a
cambio, como otros empleados de Banca, que abriese una cuenta, -aunque fuese
pequeña- a cambio.
No puedo extender mucho más estas líneas. El espacio, ya sabes, es
limitado, pero quiero recordarte que también
extrañaremos en el “Hotel” tu presencia y tus ecuánimes comentarios
cuando comience la Liga y veamos las evoluciones del Real Madrid. Queremos que
esta temporada nos dé más alegrías. No nos conformamos con la Copa de Europa.
Queremos también la Liga.
Espero que allá en donde estés,
de alguna manera, conozcas los resultados y veas los partidos.
Te has ido prematuramente, ya lo
sabes, pero te has ido como tú querías, bebiendo la vida a largos tragos y,
supongo, que si volvieses a vivirla, la vivirías como la has vivido.
¿Qué más puedo decirte, compañero…?.
Llegué tarde a la Misa de “corpore insepulto”, pero te acompañé al cementerio y
¿sabes?, aparte tus familiares y todo el pueblo de Cacabelos, había mucha gente
de Galicia. No estuviste -no estuvieron
los tuyos- solos.
Ya he dicho cuanto quería
decirte. Añado que, sé que ahí, en donde estás, eres feliz, Toñin, porque,
además, lo mereces.
Un abrazo
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