UNA FAMILIA DE PAZ
Por Antonio Esteban González
Me gustaría saber si alguien se atreve a negar que la
familia que aparece en la foto no es una familia de Paz, porque es de paz y se
apellida De Paz.
Un buen día
-imaginémoslo- el patriarca, de
grata memoria para los cacabelenses, quiso fotografiarse con todos sus hijos en
el cuarto de estar de su casa -en el
lugar en donde estaba el antiguo casino-
y, como era costumbre arraigada en aquellos momentos, colocó, de pie, a
ellas, a las mujeres y, sentados, a ellos, los hombres, en sillas de madera
porque, a decir verdad pudieran haber sido, sillones de mimbre que estaban de
moda. Buscó a un fotógrafo -Cipriano, el
retratista que era experto en grupos o Kiko el Curioso, que también lo era,
para que pusiesen su experiencia y buscasen el mejor encuadre y la foto saliese
como tenía que salir. Y salió perfecta: ellas sonrientes y ellos con una
imperceptible sonrisa en el rostro. También, como tenía que ser.
Arriba, de izquierda a derecha, vemos a Tita, que casó con
Tití, a Teresita de Paz que, más tarde, matrimoniaría con don Augusto Balboa y
a Blanquita que contrajo matrimonio con un militar.
Abajo, también, de izquierda a derecha, Pepe de Paz, médico
pediatra que casó con una dama, emparentada, a su vez, con un célebre torero, a
don Félix, el Patriarca, serio y muy en su lugar, a Félix de Paz, hijo, con una
abierta sonrisa bajo el bigote, que eligió la carrera de las armas y por último
a Miguel de Paz que regentó el Casino de Cacabelos en el que se celebraron
bailes y banquetes que muchos aún recuerdan.
Una foto nostálgica, sobre todo para la familia y, también,
para muchos cacabelenses que requirieron los servicios de don Félix en la villa
o de su hijo Pepe, en Madrid.
Una foto, como otras muchas fotos, que nos acerca a un ayer
lejano, pero que sigue ahí, recordándonos cómo éramos o cómo eran nuestros
conocidos y que hoy son Memoria y Recuerdo.
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