LA SOLEDAD DE UN NIÑO SOLO
Por Antonio Esteban González
Está solo. El niño de la foto
está solo. Solo con su mirada triste de niño solo. Solo con sus pensamientos.
Solo con la soledad de los niños que saben que están solos aunque lo rodee una
muchedumbre. Aunque, tal vez, este niño solo entre los vendedores/compradores
únicamente esté mirando a Cipriano, el retratista que, a su vez, lo mira a
través del objetivo de su cámara y lo fotografía para expresar en imágenes la
soledad del niño solo pero también fotografía Cipriano una escena que ha venido
repitiéndose durante muchos siglos, desde que un Rey, -Sancho IV-
autorizó las ferias en Cacabelos a don Rodrigo, arzobispo de Santiago
Al fondo, desde la terraza,
Eugenio -y alguien más- contempla la escena, como cada día del mes en
que se celebran las ferias que es un rito especial y que seguirá siendo
especial porque , todos los meses, siempre hay alguien que quiera comprar lo
que otros quieren vender y así será mientras el mundo sea mundo y, siempre,
habrá un niño que contempla, sin ver, lo que ocurre a su alrededor y siempre
habrá un retratista que refleje la soledad de un niño solo en un mercado de
pueblo, porque los niños son curiosos y quieren saber qué ocurre en una feria o
en un mercado, que, como dice el pie de otra fotografía: “Mercados, los días
nueve y veintiséis y todos los domingos”. Ayer, como hoy.
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