R.I.P. Alberto Rodríguez Bárcena

†
EL SEÑOR
D. ALBERTO
RODRIGUEZ BARCENA
(EXFUNCIONARIO AYUNTAMIENTO CACABELOS)
(VDª. DE D. LUCIA YEBRA VAZQUEZ)
Falleció en PONFERRADA el día 30 de MAYO de 2013
a los 93 años de edad.
Habiendo recibido los Santos Sacramentos y B.A.
D . E . P

Sus hijos: Alberto, Celia, Cristina, Chuchi y Luli Rodríguez Yebra; hijos políticos: Chantal, Paco, Emilio, Blas e Isaac; hermanos: Celina, Paco, Mª Luz, José Luis (†) y Manuel (†); nietos: Oscar, Bruno, Ruth, Cristina, Celia Mª, Elena, Marta, Cristina, Emilio, Benjamín, Isaac, Lucía, Isaac y Marina; hermanos políticos; biznietos; sobrinos; primos y demás familia

Ruegan a Vd. una oración por
el eterno descanso de su alma.

FUNERAL y ENTIERRO: VIERNES día 31 de MAYO, a las 5:30, en la
Iglesia Parroquial de CACABELOS
CAPILLA ARDIENTE: Residencia Mirador del Cua – CACABELOS
(A partir de las 3 de la tarde del Jueves)
CASA DOLIENTE: C/ SANTA MARIA 40 (CACABELOS)

Hoy se nos ha ido Alberto Rodríguez Bárcena, llamadoo cariñosamente  Albertín, una persona muy conocida en Cacabelos por varias generaciones.

 Su vida laboral estuvo ligada al Ayuntamiento hasta la jubilación. Pero Albertín gozó de una gran popularidad por su faceta deportiva. En el mundo del fútbol comenzó a jugar en la década de los treinta en el legendario campo de San Isidro y posteriormente en el de San Bartolo.  Durante su servicio militar, y siendo  teniente de Regulares, en Sama fichó por el Langreo durante una temporada. Sus deberes militares le llevaron a Canarias donde siguió jugando, pero sin continuidad debido a sus compromisos de trabajo. Abandona el Ejército con el grado de capitán y se reincorpora a la vida civil como funcionario del Ayuntamiento de Cacabelos.

Es en la década siguiente cuando, gracias a su entusiasmo, este deporte consigue encandilar a los cacabelenses y se funda la Unión Deportiva Cacabelense en 1946 en la que juega hasta bien pasada la mitad del siglo.

A pesar de su retirada por razones de edad, nunca se negó a reincorporarse al equipo de su corazón cuando era llamado ante situaciones críticas de la entidad deportiva. De la misma forma sucedía cada vez que la Unión solicitaba sus servicios como entrenador. Alberto tenía el título de entrenador nacional que le permitió entrenar, además de la Unión, al Laciana y Astorga.

Nunca abandonó la práctica del deporte, aunque fuese de forma individual. Años después de su jubilación podía presumir ante muchos jóvenes de su buen estado físico.

Hoy recuerdo emocionado el peregrinaje a Compostela en su compañía aquel Año Santo de 1976. La diferencia de edad no fue ningún obstáculo para que nuestra amistad se afianzase definitivamente. Fue una persona feliz aquella semana de camino. Supo atraerse a todos los peregrinos(entonces no había la gran cantidad de estos años) con los que coincidimos en la ruta. Disfrutaba, a pesar de tener los pies llenos de dolorosas ampollas, con todos y con todo. Varios de los nuevos amigos(ingleses, americanos, españoles) siguieron mostrándole su afecto desde entonces. Y por encima de todo sobresalía la fe que le llevaba hasta Santiago de Compostela, gracias a ella se sobrepuso a momentos muy difíciles por el estado de sus pies.

Ha sido un entusiasta cacabelense. El amor a su pueblo provocó su afición a conservar toda la documentación relacionada con él y que con tanto cariño guardaba.

Su incursión en el mundo de las letras queda patente en las poesías que escribía. Muchas, la mayoría, inéditas, pero de vez en cuando en programas festivos o publicaciones comarcales aparecían algunas.

Finalizo con unos versos suyos escritos hace años, pero que anuncian los días finales de nuestro amigo:

Sigue, paloma, en mi pozo,

no me mires, soy cobarde,

y en mis noches de delirio

no prolongues mi martirio,

¡es muy tarde, ya es muy tarde...!

D.E.P.