miércoles, 7 de septiembre de 2011

El reglamento interno de la U.D. Cacabelense

Escudo de la Unión y Deportiva Cacabelense

Hace pocas horas podíamos leer unas declaraciones muy paternalistas del seleccionador nacional del fútbol inglés Fabio Capello. En ellas aconsejaba a uno de sus jugadores, Andy Carroll, beber menos cerveza para mejorar su nivel deportivo e incluso mejorar también a nivel personal.
Existe casi plena unanimidad a la hora de afirmar la necesidad de mantener unos comportamientos saludables para lograr buenas marcas deportivas. Sin embargo la unanimidad se resquebraja cuando se trata de clasificar en una lista los comportamientos saludables y en otra los que perjudican el rendimiento deportivo. Ejemplos hay. Selecciones que celebran una eliminatoria a base de buena cerveza y otras que sólo permiten brindar con naranjada; seleccionadores que
prohíben terminantemente la presencia de novias o mujeres en las concentraciones y seleccionadores permisivos en asuntos de sexo porque consideran su práctica un relax para el deportista.
Nuestra querida Unión Deportiva Cacabelense ya fue pionera hace años preocupándose no solo de la salud física de sus jugadores sino también de su salud moral y sus buenas costumbres.
Allá por las temporadas heroicas del 68-69 y 69-70 del pasado siglo, y militando el equipo en la 3ª División Nacional(hoy equivaldría a la 2º B), la directiva entregaba por escrito a cada jugador un reglamento interno de obligado cumplimiento.
El articulo 10 de las obligaciones de los jugadores ya marca un poco los horarios del jugador:
“-Viernes y sábados deberán retirarse y hallarse en la cama a las ONCE de la noche(las mayúsculas no son mías, así están escritas)”.
No es que la noche de Cacabelos fuese entonces un tablao flamenco, pero juergas había, y más para los jugadores que eran muy bien mirados y agasajados. Casi, casi debían obedecer al refrán: “A las diez, en la cama estés”. Aunque no dice con quien.
Las normas a seguir en los desplazamientos son claras:
-Artículo 16.- Los desplazamientos constituyen un acto de servicio para los jugadores. Durante ellos vendrán obligados a presentarse y conducirse correctísimamente. Toda estridencia será severamente sancionada.
Así que nada de jaranas y de vestimentas incorrectas. Casi como en la actualidad. El artículo siguiente incide en el orden y en las buenas costumbres. ¡Adiós! a las timbas de póquer en los asientos traseros del autobús:
-Artículo 17.-Queda prohibido terminantemente durante los desplazamientos todo juego de azar, sea cual sea la fórmula que quiera dársele.
Y que no vengan con trampas, que si un tute nada más, que si unos dados...
El artículo 18 pretendía mejorar la expresión oral de nuestros jugadores además de no atentar contra los valores espirituales más altos:
-Queda igualmente prohibida en todo momento la blasfemia y palabras malsonantes, así como bromas de mal gusto que puedan afectar a los compañeros.
Pienso ahora que este artículo era un claro antecedente de las normas de convivencia que estos últimos años se han ido presentado en los centros educativos como la gran novedad pedagógica. La Unión se adelantó a estos tiempos incidiendo en el respeto a los demás: ... que puedan afectar a los compañeros.
No queda al margen el consumo de sustancias nocivas para la salud, léase drogas, que también pululaban por este mundo. El artículo 22 sancionaba hasta con 500 ptas.(3 €) su consumo. La misma sanción económica podía aplicarse al jugador que atentase a la forma física con la observancia de una vida irregular, y abuso sexual.(¿Qué se consideraría abuso?¿Medio, uno, dos...?)
Como se observará, el reglamento va acotando bien las conductas “irregulares” de los deportistas.
Las sanciones más graves se cotizaban más altas: entre 500 y 1.500 ptas.¡Qué barbaridad! Entre 3 € y 9€ de multa para quienes contrajesen cualquier enfermedad venérea(se contemplan todas, no valía decir “Yo solo un poquito nada más”), la embriaguez total y la frecuencia de lupanares.
A la fuerza aquellos muchachos defendieron tan bravamente los colores por media España. Debía de ser unos claros ejemplares de deportistas sanos, castos y educados. Si el descenso de categoría se produjo al cabo de dos temporadas, no debe achacársele  a una baja forma física, más bien, quiero creer, habrán sido los poderes fácticos de entonces que envidiarían a un pueblo de cuatro mil habitantes codeándose con Racing de Santander, Alavés, Bilbao At., Arenas, etc.
P.D. Quiero agradecer a Antonio Batalla, uno de aquellos heroicos jugadores, la copia del reglamento dichoso que le entregaron al llegar a Cacabelos en 1969.

1 comentario :

  1. Creo que este tipo de reglamento interno se sigue manteniendo en 2ªB. Lo que pasa es que en el de primera han entrado en vigor una serie de enmiendas... Jejeje

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