Mañana, diecisiete de abril, se cumplirán noventa y nueve años del eclipse de sol que alteró la vida cacabelense.
El 17 de abril de 1912 se iba a producir un eclipse con unas características muy especiales. Sólo sería total en una estrecha franja y durante escasos segundos, además de ser un eclipse anular-total, lo que también iba a ser rara avis . Según los astrónomos Cacabelos estaría en esa zona y desde aquí podría ser observado el fenómeno de forma excepcional.
Científicos y periodistas, sobre todo de Madrid y Barcelona, pero incluso de París,semanas anteriores a producirse el evento iniciaron los preparativos para viajar a Cacabelos. No debió ser poco el revuelo levantado en toda la zona. El periódico ABC de Madrid ya informaba el día 13 de abril que se notaba la gran afluencia de viajeros a Ponferrada para observar el fenómeno celeste y que las autoridades de Cacabelos estaban preparadas para facilitar a los científicos todo lo necesario para realizar sus estudios.
El lugar elegido por la mayoría fue el Campo de San Bartolo. En él se instalaron los instrumentos de observación y toda la intendencia necesaria. Las autoridades locales y cientos de curiosos observaron con atención el ir y venir de aquellos sabios forasteros. Así pudieron conocer al Ilustre General , Director de Observatorio de San Fernando, Don Tomás de Azcárate; al profesor Don Pedro Carrasco Garrorena y, sobre todo, a Don Mario Roso de Luna, el más afamado astrónomo de la época. Acudió a Cacabelos en su doble condición de astrónomo y periodista de “El Liberal”.
Tiempo habrá para ampliar la información sobre este acontecimiento. El momento idóneo para publicarla será dentro de un año, cuando celebremos el primer centenario. La nueva corporación elegida en las próximas elecciones municipales podría también ir pensando en celebrar de alguna forma ese aniversario.
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