martes, 14 de mayo de 2013

Que treinta años no es nada

Pedro con su obra en junio de 1982



Los versos del célebre tango Volver que cantaba el inolvidable Carlos Gardel (“Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada”) nos sirven ahora, en este trigésimo aniversario de la inauguración de la Estatua del Vendimiador, para confirmar que treinta años no son nada y menos para una obra de estas características. Sin duda  con el paso de muchos más años se irá afianzando como uno de los símbolos más destacados de Cacabelos. Apenas acaba de iniciar su trayecto.
Finalizando los años setenta y principios de los  ochenta del siglo pasado el equipo de gobierno del ayuntamiento de Cacabelos, presidido por el inefable José Luis Prada, decidió remodelar la zona de la actual Plaza del Vendimiador. Recordad la presencia de la obsoleta  báscula municipal y aquel entorno tan poco agraciado, por decirlo con delicadeza.
Prada había comentado a su amigo Pedro Cotado que estaban pensando colocar en el lugar de la báscula una fuente o algún árbol singular que adornase un poco aquella zona. Y casi en broma, según me comentó el propio Pedro, le sugirió colocar una estatua. La idea cuajó en el alcalde y fue también Pedro el que le propuso una estatua dedicada al vendimiador.
¡Manos a la obra! En 1981 Pedro Cotado recibe en firme el encargo de esculpir un monumento dedicado al vendimiador, figura representativa de la actividad más tradicional de nuestro pueblo. Realiza un dibujo y una figura de apenas un metro de altura como maqueta del futuro grupo escultórico.
Pocos meses después la empresa Manceñido de Ponferrada traslada desde Novelda(Alicante) un piedra caliza de 8 Tm. que, con dificultades, deposita en el jardín de la antigua casa donde vivía Pedro en La Casería. Año y medio después, el quince de mayo de 1983, coincidiendo con la festividad de San Isidro Labrador, se inauguró la obra con gran solemnidad. Políticos provinciales y locales, arropados por centenares de cacabelenses presidieron el acto.
El desparecido semanario Aquiana titulaba en la portada de la edición del 21 de mayo de aquel año:

CACABELOS CELEBRÓ CON SOLEMNIDAD LA FIESTA DE SAN ISIDRO

Con el fervor popular se inauguró el Monumento al Vendimiador

En crónica interior, el corresponsal en Cacabelos GOFER, añadía: 

Todos nuestros trabajos, desde este día están representados por un gran monumento, símbolo del trabajo sacrificado del vendimiador, al cual se tributó los honores más destacados de un día como ha sido el Patrón San Isidro Labrador, lleno de actos muy significativos tanto al Santo como al Monumento y que personalidades provinciales y regionales han estado presentes en compañía de un pueblo trabajador que ha querido simbolizar de manera especial el centro geográfico de la región vitivinícola berciana.
Gemiro el Polo fue el encargado de derramar el vino sobre el vendimiador

Pasado los actos protocolarios programados para aquella fecha(dedicación de los niños, entrega de una placa al autor, bendición a cargo de don Dámaso, discursos de los alcaldes de Ponferrada y Fabero, la propia inauguración por el Gobernador Civil) llegó el momento del bautizo. Así lo narraba el corresponsal:
Seguidamente surgió el espontáneo Gimiro(sic), que subido a una escalera bautizó el Monumento echándole un cántaro del buen vino blanco producto de la tierra, remozando así el símbolo que momentos antes había sido descubierto por la primera Autoridad Provincial que quedará plasmando en las páginas de la Historia de nuestra villa. 
 
Incluso la poetisa Manolita López, hija predilecta de Cacabelos, escribió tres poemas relacionados con el emotivo acto. Y  cuatro versos suyos dedicados al Vendimiador nos sirven para finalizar este recuerdo.
Ayer piedra infecunda y olvidada,

aborto de volcán, voz silenciosa;

fuiste bloque inhumano, hoy una rosa,

rosa a todos los vientos levantada.

 ¡Ah! Minutos antes de "bautizar" al nuevo cacabelense estaba lloviendo.

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