DOÑA MANOLITA Y SU HIJO
Por Antonio Esteban
Es una sonrisa ambigua
la que ofrece Manolita
entre moderna y antigua.
pero siempre muy bonita.
Es esta una poetisa
que a Cacabelos ha honrado.
Nos entrega la sonrisa
de su corazón cansado.
Solo habló su poesía
-dulce, tierna y asombrosa-
verso a verso, día a día
como capullo de rosa.
Un poema aquí la nombra
¡quién se lo diría a ella…¡
al contemplarlo se asombra
donde esté, en cualquier estrella.
A su lado está su hijo
Pepín, fruto bien amado
que con él Dios la bendijo
y estuvo siempre a su lado.
Viene aquí digna y sencilla
con la mirada más tierna,
Manolita, maravilla
de Cacabelos, eterna.
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