Luis en la "sala de operaciones" |
Estamos viviendo la mayor revolución de los medios de
comunicación de todos los tiempos. En
la actualidad, y desde cualquier lugar del Planeta, podemos acceder a la
informarnos y a comunicarnos por múltiples medios de forma instantánea. Ya
parecen quedar lejanos los días de escribir cartas, mandar telegramas o usar el
teléfono fijo.
Aún perduran, a pesar de todos los cambios, los
radioaficionados pertinaces que se niegan a sucumbir ante tanta proliferación
de nuevos medios.
- También nosotros hemos ido innovando muchísimo.
El autor de esta afirmación es Luis Lago Sernández. Luis es
un cacabelense apasionado por la radioafición. Tiene establecido su misterioso
reino particular en una zona
casi secreta de su vivienda. Allí las horas pasan para él a la
misma la velocidad a la que van las
ondas que transmite. Conserva el mismo entusiasmo y amor por esta afición que
en los primeros tiempos. El neófito no necesita preguntar. Luis es un libro
abierto. Poco a poco te va desgranando todos los entresijos de su mundo.
Apenas con catorce o quince años, recuerda, comenzó a
interesarse por la radio. Con dieciséis
años entró como aprendiz de telegrafista en la oficina que entonces había en
Cacabelos(donde actualmente está el Banco de Santander).
Colección particular de aparatos para transmitir en morse |
- Cayó en mis manos un libro para montar una emisora de AM,
de muy baja potencia, que preparé. Tenías prácticamente que hacerlo todo, hasta
la bobina. Se escuchaba en la radio de casa. Con don Antonio Alonso, el jefe de
telégrafos de entonces, compartí la misma afición.. Fue entonces cuando empezó
en mi de verdad la afición. Mi mayor
interés era lograr hablar de un sitio a otro sin cables. Aprendí morse e hice
un curso por correspondencia de radio.
En 1969 se inscribe en un curso de radiotelegrafista de la
Marina Mercante y pasa dos años en Valencia en la Delegación de la Escuela de
Náutica de Barcelona. Para poder trabajar en un barco necesitaba la cartilla de
navegación y se va a Ferrol para hacer el servicio militar como voluntario.
- Allí comenzaba el “Grupo Operador de Radioteletipo”. Antes
se hacía en morse y ahora se trataba de mandar los mensajes por escrito. Hice
el curso en Vigo. Me destinaron al Ministerio de Marina en Madrid; a la
Estación de Radio del Estado Mayor en San Sebastián de los Reyes. Aquel era de verdad
mi mundo. Un año entero con todos los adelantos a mi disposición.
Cuando regresa al Bierzo monta en la casa de sus padres una
emisora.
- Al principio sólo escuchaba ruidos. Conocí a un
radioaficionado de Ponferrada que me animó a sacar la licencia. Mi indicativo
es EA-1-CEZ(su nombre en el mundo de la radio) .Actualmente contamos con ciento cincuenta autorizaciones en el Bierzo y
tenemos varios repetidores.
Los jóvenes, me dice Luis, apenas se interesan por este
mundo. Además la Administración les pone muchas trabas para instalar antenas.
Me causa extrañeza porque de todos es conocida la gran labor que estos
aficionados prestan en momentos de catástrofes. Le comento a Luis mi propia
experiencia: gracias a un colega suyo, hace ya unos años, pude informar a mi
familia desde un pueblo incomunicado por la nieve en el Pirineo Gerundense.
- Cuando el terremoto de Méjico de 1984 logré tener noticias
de una familia cacabelense establecida allí y de la que se ignoraba su estado.
En un momento determinado, si fallasen todos los medios de comunicación
actuales tan avanzados, podría trasmitirse por radio desde cualquier lugar con
apenas una emisora, unos cables para hacer la antena y una batería.
El reino de Luis
está atestado de aparatos electrónicos: emisoras, amplificadores,
acopladores, micrófonos, etc. Parpadean luces, agujas oscilantes, pitidos de
morse, ecos del espacio y voces que llegan desde cualquier parte del mundo.
¿Pero qué significan miles de tarjetas ordenadas en paquetes y ocupando gran
parte de una librería?
Tarjeta QSLde Luis |
- Son las QSL, confirma Luis, unas tarjetas que sirven para confirmar los contactos con
otra estación. En estas consta el indicativo de llamada, la fecha y otros datos
técnicos. Cada uno tenemos la nuestra y la enviamos a la estación contactada
para que nos la devuelva confirmada.
Son variadísimas por el formato y por la procedencia.
Repasando estas tarjetas no es difícil aprender geografía mundial. Luis me lo
confirma plenamente. La más rara procede de un atolón deshabitado del Pacífico,
donde unos radioaficionados montaron una estación con la que este cacabelense
logró contactar.
A lo largo de la conversación me voy enterando de la función
de cada aparato, de los distintos medios que usan para transmitir(hasta la Luna
les sirve como pantalla para rebotar las ondas), de los precios, de la
importancia de la posición del Sol para recibir o transmitir...No falta el
ordenador. La informática también es un gran apoyo en el terreno donde se
mueven los radioaficionados. Luis va desgranando toda la información
pacientemente y con claridad. Miro el reloj y advierto que llevamos más de tres
horas de conversación y han pasado como un soplo.
Luis"cacharrea" en su mesa-taller |
- Estás jubilado. Habrá quien piense que te aburres.
- Aquí es imposible. El tiempo corre muy deprisa. Si me
canso un poco, giro la butaca y me pongo a cacharrear en la mesa-taller.
Siempre hay algo que modificar o reparar.
Podría seguir escribiendo varias páginas más con todo lo que
Luis me contó, pero todo tiene que tener un final. Dejo a nuestro amigo inmerso
en su particular mundo después de formularle la última pregunta:
- ¿Te ofreces a dar información si se presentase algún
posible aficionado?
- Por supuesto, no tengo ningún inconveniente. Estaría
encantado.Los interesados pueden ponerse en contacto conmigo a través de tu cuaderno.
Gracias a ti muchas veces me acuesto sin saber algo mas!!! Gracias
ResponderEliminarBuen articulo, el amigo luis siempre ha estado ahí para todos nosotros, se me rece esto y mucho mas, un saludo de tu amigo Jose M. EA1FO.
ResponderEliminarGracias Carlos, a este tipo de personas me referia en una de nuestras conversaciones, buen artuculo!!!!!!
ResponderEliminarRecuerdo de Luis un pequeño curso que nos dio en el Colegio de Cacabelos,algunos se interesaron por el tema y otros no tanto, pero si aprendimos como funcionaba la radio.
ResponderEliminarSeria muy bueno que se volvieran a hacer este tipo de cursos, (conociendo un poco a Luis, seguro lo daria encantado) para que nuestro hijos aprendan algo que dan por echo y se olvidaran un poco de tanto Twiter, Facebook....
Luis es un ejemplo a imitar por muchos radioaficionados actuales. Es un compendio de superación y de saber compartir esos conocimientos con todos nosotros.
ResponderEliminarMi máximo respeto por su bien hacer.