martes, 18 de abril de 2017

Cacabelos celebra con el P. Luis su 50º aniversario sacerdotal




El P. Luis recibiendo el obsequio de la Parroquia de Cacabelos
Don Luis, el Padre Luis o Luis a secas (Luis Lago Alba) son las tres formas que usamos para dirigirnos o hablar con este dominico nacido en Pieros a las faldas de Castro Ventosa.
 Unas fechas atrás cumplía el quincuagésimo aniversario de su ordenación como sacerdote en Roma en 1967. Cumpleaños que ya celebró con sus hermanos de orden en el convento salmantino de San Esteban, donde reside.
Hoy tocaba celebrarlo con los miembros de la comunidad cacabelense y se ha hecho –mejor lugar no podría elegirse- en el Santuario de las Angustias con la Virgen testigo excepcional y durante la Misa de Acción de Gracias del pueblo de Cacabelos a su patrona. Un besamanos multitudinario y un regalo de la Parroquia sellaron esta importante fecha en la biografía del P. Luis.  
Una biografía que comenzaba con su nacimiento en Pieros muy cerca de la iglesia de San Martín en 1942. Con más de veinte compañeros realizó los estudios primarios en la escuela del pueblo antes de iniciar los estudios de bachillerato en el convento dominico de San Juan Bautista de Corias (Asturias). 
Tres años después, dentro de la misma orden, se trasladó a la Virgen del Camino para realizar los últimos cursos. Por aquellos años (1957-1959) ya se construían la basílica, el colegio, el convento y la casa de ejercicios actuales gracias al indiano Pablo Díez Fernández de Vegaquemada y bajo la dirección del P. Francisco Coello, dominico y arquitecto.
Finalizado el bachillerato, según las normas de la época, llegaba el momento de hacer el noviciado, un año dedicado a la espiritualidad. Se podría entender como doce meses de ejercicios espirituales en los que los alumnos ya vestían hábito. Palencia fue su destino para tal fin.
Nuevos estudios exigían un nuevo cambio de destino. Ahora, para hacer los preceptivos de Filosofía, le esperaba el convento de Ntra. Sra. de las Caldas (Las Caldas de Besaya en Cantabria). Un precioso lugar y al lado del célebre balneario parecen el lugar idóneo para aislarse durante tres años de intenso trabajo intelectual.
Pasado ese tiempo cambiará la verde Cantabria por la universitaria ciudad de Salamanca. En la capital charra le esperaban cinco años de estudios de Teología que en su ecuador le llevaron a continuarlos en Roma por decisión de sus superiores.  Con su sencillez y modestia habituales no daba importancia alguna al haber sido seleccionado gracias a su expediente académico como yo le insinuaba hace días en un comentario. 

Una feligresa besa las manos del sacerdote

Coincide en la capital italiana con el final del Concilio Vaticano II y los primeros pasos para la implantación de los decretos y declaraciones conciliares.
Después  de finalizar los estudios de Teología y ser ordenado sacerdote su nuevo destino será París. La capital francesa en su caso, además de valer una misa (“París bien vale una misa”, frase atribuida a Enrique de Navarra convertido al catolicismo para poder reinar) le supuso obtener el doctorado y la especialidad en Ecumenismo y Teología Protestante. Durante esa estancia también conoció los graves problemas que en aquellos años afectaban a los emigrantes españoles.
El mundo gira y el P. Luis parece desplazarse a su ritmo. Consigue una beca de tres años para ir a estudiar en Alemania a Lutero; pero, desde Salamanca de donde dependía, le reclaman para dar clases de Teología en la Universidad de San Esteban. Imparte clases, colabora en prensa, fue encargado de estudios, dirigió la revista Conferencia…
En la procesión de la Virgen de la Quinta Angustia ayer
La vida académica y conventual se rompe a causa de la grave enfermedad de su madre. Regresa a Cacabelos para cuidar de ella y de su hermano Alfredo hasta el fallecimiento de ambos: Obdulia en 2014 y Alfredo en 2013. La dedicación a ambos durante sus últimos años es un secreto a voces que todos los cacabelenses conocemos. Y no hace falta describir su manera de obrar ni ensalzarlo  porque sé que no le gustaría. Sí diré que don Luis predica el Evangelio y lo practica.
De vuelta a Salamanca colabora con la comunidad y disfruta estudiando y leyendo. De vez en cuando regresa a Cacabelos. No falta al reclamo de sus quintos que solicitan su presencia en el encuentro anual y de los que es capellán oficioso.
La próxima cita, quizá este próximo verano, será con sus vecinos de Pieros para celebrar de manera íntima este cincuentenario.

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