TILDE
Por Antonio Esteban González
Tilde no es la creadora,
como alguien pudiera pensar, de la “tilde”,
esa virgulilla o rasgo que se coloca sobre algunas abreviaturas o el signo que
lleva la letra “eñe” y que
únicamente existe en la lengua española.
Tilde, o sea, la señora elegante,
con una flor en la solapa, que aparece en esta fotografía fue bautizada con el
nombre de una santa reina cuyo significado -el de su nombre- es valiente
en las batallas y que, según sus biógrafos cantaba como un jilguero de Cristo.
Matilde, la reina de la
que hablamos casó con Enrique I, cuando tenía catorce años y aun así tuvo, con
su marido, cinco hijos: Otón, Enrique Bruno
-que llegó a los altares-
Gerburge y Eduviges. (A Enrique la Historia lo conoce con el sobrenombre
de el pajarero por su afición a la
caza de pájaros con halcón, que era una modalidad de caza que aún subsiste).
Tilde, la mujer que
aparece en la fotografía suele pasear, al atardecer su perrito para que éste
haga sus necesidades y charla con los vecinos que se acercan a ella. Pero, antes
de que se me olvide, debo decir que a Tilde
-o sea, Matilde- en la villa, se
la conoce con el sobrenombre de “la
Castilla” porque bien conocida es la afición de los cacabelenses a los
apelativos y Tilde no podía ser una excepción.
Hay que decir también que
este apelativo no viene por haber nacido en cualquier pueblo remoto de nuestra
Geografía castellana. No. Yo le he preguntado y me respondido que su abuelo era
un hombre alto y fornido y muy buen mozo al que dieron en llamar “el castillo”. En Tilde, su nieta,
feminizaron el adjetivo y pasó a ser “la
Castilla”. Tilde, “la Castilla”.
Ella también es buena moza y lleva con orgullo el apelativo.
Esta anécdota quizá
muchos ignoraban, pero IMÁGENES Y RECUERDOS DE CACABELOS no solamente hace
historia sino que tratamos de entretener o como dice la gente de la Radio:
formamos, informamos y entretenemos.
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